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jueves, 15 de febrero de 2018

15 de Febrero de 2018

Jueves


No me puedo quejar de cómo ha ido la noche, aunque sí he sudado lo que he querido, pero me encuentro en buena forma y con sabor amargo en la boca, imagino que los medicamentos hacen su trabajo.

Voy a rezar a Mattru donde lo hago cada jueves y hay unos pocos más que otras veces. Leemos el evangelio después de rezar el rosario y les impongo la ceniza. Sigo buscando la forma de encontrarme con ellos y no veo que la cosa avanza. Por lo menos tres me han traído sus carnets de bautismo y trataré de buscar alguno más y a ver si con ellos logramos enderezar las cosas para decir la misa.

Como cada jueves después de la oración comienzo a visitar las parejas con las que he comenzado a rezar en sus casas. Hoy han aparecido un par de parejas más, pero me parece que tendremos que rezar largo tiempo antes de pensar en matrimonio, pues veo que están muy distantes las relaciones entre ellos.

Vuelvo a casa un rato más tarde que otros días y ya no hay nadie en la adoración en la iglesia. Desayuno y bajo a la adoración. Se me pasa la mañana entre el mal cuerpo que tengo, la lectura de la Palabra y alguna cabezada. Sigo con los efectos de las pastillas tomadas.

Después de comer y dormir un rato, vuelvo a la adoración. Hace calor y sudo lo que quiero y más. Imagino que seguimos también con los efectos de la enfermedad, pero me siento en forma. A las cinco llegan los primeros a hacer una novena y aprovecho para ir a cambiar la ropa mojada por el sudor y voy a la adoración y la misa en la otra parroquia donde hace un calor increíble y la ropa que llevo en unos minutos está de nuevo empapada.

Hay algunos que vienen a confesarse y los presentes a la adoración son pocos, pero me parece que van aumentando, lo que me motiva a animarles a venir con otros.

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