Hoy vamos a
participar en una misa para celebrar las bodas de plata de profesión de una
monja. La ceremonia comienza en la catedral a las once, lo que nos permite
llevar a cabo un buen rato de limpieza por la mañana antes de la
ceremonia.
Por
suerte no hace mucho calor y las cosas van a buen ritmo hasta que en la acción
de gracias las monjas se pasan más de hora y media, lo que añade a la
celebración un tiempo que nos lleva hasta las dos y media…
Cuando salimos de la iglesia vamos a la casa de las monjas donde nos han
invitado a comer, pero hay tanta gente y estamos tan mojados de sudor, que
preferimos irnos a nuestra casa a cambiarnos y comemos en un bar un plato
rápido, pues luego la siesta es
necesaria y la reunión de parejas espera.
Jos se
queda en casa y en Tikonko voy a buscar a Margaret, la mujer de Daniel que ha
dado a luz y me la llevo con la nueva criatura hasta su pueblo, lo que me hace
llegar un poco tarde.
La reunión
de parejas es una nueva experiencia, por una parte hay una cierta dejación de
responsabilidad y prefieren que les dirija, cosa que les he dicho que no quiero
hacer, pues son adultos y son ellos los que tienen que tomar las riendas; y por
otra el caso de una pareja que el marido presenta a su mujer con devaneos con
otro. En este terreno suelo dejar la palabra a los que quieren hablar y ellos
mismos resuelven la situación sin que necesite intervenir. Creo que es la forma
de darles campo para hacer que ellos se sientan responsables y actores del
grupo.
Como en estos momentos hablan en lengua local, me suelo poner
al lado de alguien a quien pido que me traduzca lo que van diciendo y así sin
necesidad de pedir traducción, las cosas van pasando y me entero de la forma de
reaccionar de cada uno de los presentes, a la vez que aprendo la forma de pensar
y la intervención de cada cual.
Por otra parte les hago ver que si tienen responsabilidad en el grupo, lo
primero que tienen que hacer es esforzarse en asistir, cosa que vemos en la
lista que va fallando, aunque hoy no nos podemos quejar pues hay seis parejas
enteras y dos medias, cuyas esposas están de viaje.
La reunión
que ha comenzado un poco tarde se va alargando hasta que acaba echándonos fuera
la lluvia. Estamos en la capilla, un espacio muy reducido, pero muy abierto al
agua, que cuando llueve en serio lo hace lo mismo dentro que fuera… Los que son
del mismo pueblo salen corriendo a sus casas y los de los otros pueblos los
llevo yo en el coche para que no se mojen.
Y a la vuelta a casa, aún con la lluvia hay gente que se apunta a viajar
y les tengo que recordar lo de abusar de confianza y que el que quiera viajar
que pague su billete. Habrá que tener paciencia y seguir con las parejas por una
parte y con los abusos de confianza por otra.
Durante una
parte del camino de vuelta la lluvia cae con intensidad, pero al final acaba
cediendo y entramos en la ciudad donde la lluvia ha caído, pero ya ha pasado el
chaparrón. Hoy tenemos luz y conexión, lo que nos permite seguir las noticias y
hacer la crónica con una cierta comodidad.
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