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sábado, 21 de junio de 2014

21 de Junio de 2014

Sábado

  Hoy vamos a participar en una misa para celebrar las bodas de plata de profesión de una monja. La ceremonia comienza en la catedral a las once, lo que nos permite llevar a cabo un buen rato de limpieza por la mañana antes de la ceremonia.
        Por suerte no hace mucho calor y las cosas van a buen ritmo hasta que en la acción de gracias las monjas se pasan más de hora y media, lo que añade a la celebración un tiempo que nos lleva hasta las dos y media…
        Cuando salimos de la iglesia vamos a la casa de las monjas donde nos han invitado a comer, pero hay tanta gente y estamos tan mojados de sudor, que preferimos irnos a nuestra casa a cambiarnos y comemos en un bar un plato rápido, pues luego la siesta  es necesaria y la reunión de parejas espera.
       Jos se queda en casa y en Tikonko voy a buscar a Margaret, la mujer de Daniel que ha dado a luz y me la llevo con la nueva criatura hasta su pueblo, lo que me hace llegar un poco tarde.
       La reunión de parejas es una nueva experiencia, por una parte hay una cierta dejación de responsabilidad y prefieren que les dirija, cosa que les he dicho que no quiero hacer, pues son adultos y son ellos los que tienen que tomar las riendas; y por otra el caso de una pareja que el marido presenta a su mujer con devaneos con otro. En este terreno suelo dejar la palabra a los que quieren hablar y ellos mismos resuelven la situación sin que necesite intervenir. Creo que es la forma de darles campo para hacer que ellos se sientan responsables y actores del grupo.
         Como en estos momentos  hablan en lengua local, me suelo poner al lado de alguien a quien pido que me traduzca lo que van diciendo y así sin necesidad de pedir traducción, las cosas van pasando y me entero de la forma de reaccionar de cada uno de los presentes, a la vez que aprendo la forma de pensar y la intervención de cada cual.
           Por otra parte les hago ver que si tienen responsabilidad en el grupo, lo primero que tienen que hacer es esforzarse en asistir, cosa que vemos en la lista que va fallando, aunque hoy no nos podemos quejar pues hay seis parejas enteras y dos medias, cuyas esposas están de viaje.
       La reunión que ha comenzado un poco tarde se va alargando hasta que acaba echándonos fuera la lluvia. Estamos en la capilla, un espacio muy reducido, pero muy abierto al agua, que cuando llueve en serio lo hace lo mismo dentro que fuera… Los que son del mismo pueblo salen corriendo a sus casas y los de los otros pueblos los llevo yo en el coche para que no se mojen.
         Y a la vuelta a casa, aún con la lluvia hay gente que se apunta a viajar y les tengo que recordar lo de abusar de confianza y que el que quiera viajar que pague su billete. Habrá que tener paciencia y seguir con las parejas por una parte y con los abusos de confianza por otra.

      Durante una parte del camino de vuelta la lluvia cae con intensidad, pero al final acaba cediendo y entramos en la ciudad donde la lluvia ha caído, pero ya ha pasado el chaparrón. Hoy tenemos luz y conexión, lo que nos permite seguir las noticias y hacer la crónica con una cierta comodidad.

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