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viernes, 27 de junio de 2014

27 de Junio de 2014

Viernes

He descansado bien y estoy bastante en forma. Jos  va a decir misa a Tikonko y yo lo hago en casa. Voy a clase y el profe intenta explicarme las relaciones familiares entre los mende, cosa que es bastante diferente de lo que nos podemos imaginar, o de lo que conocemos. Conocer la forma de pensar y actuar de la gente es muy importante por una parte para no llevarte sorpresas y por otra para no darlas tú con comportamientos que no se esperan.
        Jos va a una reunión y yo me entretengo estudiando, leyendo, recibiendo a la cocinera que viene a ver si nos gusta la forma como cocina y luego nos trae la comida. Está bien preparada y lo hace bien y de buen gusto y agradable presencia.
       En la ida hacia los pueblos hoy eran estudiantes los que estaban en el camino, fin de semana y se dirigen a los pueblos a buscar repuestos. También había un par de mujeres en el grupo.
         Hoy voy al pueblo del catequista y la conversación gira en torno a la visita del obispo de ayer. En general todos están muy contentos del encuentro y animados en su vivir la fe de cada día. Yo les digo que es lo generalmente suele pasar después de la visita del obispo, que la gente está contenta y que el número de fieles aumenta.
       El catequista va a ir a rezar a un pueblo distante veinte minutos largos a pie y le acompaño. Ya he ido otra vez y la gente estaba muy contenta. Ahora hay que descalzarse para cruzar el riachuelo pues la crecida se ha llevado los palos que había preparados para pasar antes. El agua está a temperatura agradable y se puede pasar sin problemas, aún no es mucha la cantidad de agua que lleva.
         En el pueblo están encantados de verme. Hago algunas fotos y comenzamos la oración. El catequista dirige, lee el evangelio del día y reza varias oraciones. Al final les animo a que se reúnan con la frecuencia que puedan, que cualquier cosa que quieran hacer en común pasa por la oración de todos juntos, que es Dios quien concede la fuerza de la unidad y el trabajar juntos.
       En el camino de vuelta, repetimos la operación de paso del riachuelo y la lluvia nos amenaza, pero nos respeta y nos permite llegar a donde tengo el coche antes de que se suelte a llover.

       En la vuelta a casa en el camino llueve a ratos, pero no intensamente, lo que me permite llegar a casa sin novedad.

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