Ayer en la reunión con las parejas hicieron variados comentarios, pero hubo algo que
me llamó la atención y que voy a compartir. Me hicieron ver que hay un nuevo
ambiente en el pueblo y que la relación entre las personas está cambiando
mucho.
Estoy acostumbrado a escuchar comentarios y lo que
suelo hacer es preguntar las razones por las que afirman tal cosa, y me han
hecho ver que es una realidad que se percibe poco a poco, pero que muchos
comportamientos están cambiando.
Creo que la cuestión empezó porque una pareja hizo el
comentario de que el marido había prestado a la mujer diez mil leones. (En la
tradición marido y mujer tienen economías aparte, nunca juntas). No es una
cantidad importante, al cambio no llega a dos euros, aunque sea el mayor billete
que existe en el país; pero tiene su valor, y el que el marido le preste eso a
la mujer, no parece ser moneda ordinaria, lo que me hizo ver que las relaciones
entre ellos están cambiando positiva mente.
Otro comentario que han hecho es que ahora las mujeres
te invitan a comer, que comparten la comida que tienen, cosa que hasta ahora no
se hacía de ninguna manera. Yo escucho lo que hablan y trato de situarme en el
contexto en el que lo dicen y comprender lo importante que es para ellos lo que
me están haciendo ver y, además, percibir el ambiente que ellos me están
transmitiendo, que es la forma de estar con ellos y ayudarles a
cambiar.
Añaden
que el hecho de que estén haciendo un nuevo camino para tener acceso a la
iglesia, es fruto de este mismo espíritu, que si la gente está dispuesta a
colaborar es porque han visto que hay cosas que están cambiando y se sienten a
gusto con la situación que se está produciendo.
Escucho complacido y admirado los comentarios que se
van haciendo y también intento ver signos de lo que ellos me dicen en mi
relación con los demás y creo que es verdad, que las cosas están cambiando, pues
cuando llego al pueblo suelo darme una vuelta por todas las casas saludando a la
gente y lo que al principio era un simple trámite, se va convirtiendo en un
encuentro agradable donde la sonrisa está presente y el aprecio que me muestran
es la respuesta al saludo que les he dirigido.
También creo que les ha llamado la atención el verme
ir por los senderos, pues no hay camino ni para motos, a visitar a la gente de otros pueblos y
al encontrarme con ellos en los campos donde están trabajando, se sorprenden y
me saludan contentos de verme.
Hoy en la misa también me llamó la atención el que
había un buen número de adultos a los que he tratado de identificar con cada uno
de los pueblos que hay alrededor. Había gente de siete pueblos diferentes, lo
que muestra la diferencia, pero también la variedad y riqueza de los presentes.
El ambiente era agradable y la homilía, dialogada con ellos, también me ha
ayudado a comprender que lo que ayer me decían en la reunión de las parejas,
parece ser una realidad que se va imponiendo y que aceptan
complacidos.
También creo que su trabajo ha hecho el que en cada
pueblo se rece el rosario por las casas en el mes de mayo y Ella, presente en la
imagen del calendario, que estaba con los discípulos que esperaban la venida del
Espíritu, se hace presente en medio de nosotros y nos
acompaña.
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