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miércoles, 25 de junio de 2014

25 de Junio de 2014

Miércoles

Cada noche llueve, más o menos, pero llueve, y por lo que parece no estamos aún en la época de lluvias fuertes. Pero por la mañana las cosas están tranquilas, aunque el cielo suele estar más o menos cubierto.
        Voy a clase con el profe que se esfuerza por explicarme cosas de la lengua y de la cultura mende, cuando ve que estoy interesado y que le sigo y le hago preguntas. Y después me paseo por el mercado buscando fruta, pero no hay mucho donde elegir.
         La comida que nos traen desde el centro de pastoral está bien preparada y es agradable a la vista. Las mujeres que la preparan se esfuerzan por hacer las cosas bien y tenernos contentos.
      Después de comer y la siesta, me voy a los pueblos, hoy a Valehun, donde me encuentro primero con los maestros para preparar el programa de la visita del obispo que será mañana y luego para volver a visitar los pueblos que vimos la semana pasada.
      En el camino he tenido una experiencia bonita, pues había un grupo de mujeres y cuando me han visto me han hecho señas. Señal de que me conocen. Me he parado y hay ocho que han entrado en el vehículo, pero como no se abre la puerta de atrás, se las han apañado para poner los bultos que llevan atrás pasándolos por encima de los asientos y ellas amontonarse en poco espacio. Ver la sonrisa que estas mujeres tienen es algo que no se paga con dinero y que siempre tengo que agradecer a Dios la oportunidad que me da de poder vivir esta situación con bastante frecuencia.
       Y cuando estaba ensimismado en mis pensamientos, de repente, aparece una mujer bien cargada y me hacen señas de que es de su grupo. Me paro y, como ya están bien apretadas, se las apañan y una logra pasar al compartimento de atrás por encima de los asientos, ya que la puerta sigue sin abrirse. La mujer entra y ocupa el sitio de la que ha pasado atrás y todos tan contentos. Es una satisfacción ver cómo se arreglan y son solidarias unas con otras, y en esto las mujeres son mucho más sensibles que los hombres.
         Hoy en las visitas a los pueblos hemos ido directamente al que está al lado del río para visitar al que nos dijo que era catequista y que no vino el domingo. Nos dice que se fue de viaje, pero que mañana vendrá a la visita del obispo.
         En la visita al pueblo vamos saludando a la gente. Hay alguien que ha intentado reparar el techo de una casa y se ha caído y está un poco alicaído y envuelto en una manta. Le decimos algunas palabras de ánimo y le prometemos rezar.
       Llegamos hasta la orilla del río y vemos que va un poco más crecido, pero, también nos hacen ver que no estamos en la época de máxima crecida y que puede subir mucho más de lo que actualmente está.
        Volvemos a Valehun, rezamos con un buen grupo de personas y los hombres en cuento pasan dos minutos se caen de sueño. Es normal para quien ha pasado el día en el campo trabajando. Les animo a dar gracias a Dios por el trabajo que han hecho durante el día y a descansar lo antes posible para mañana poder estar en forma, ir a la granja por la mañana y recibir al obispo por la tarde.

        Hoy le evangelio nos habla de los árboles y los frutos y tratamos de comprender que nosotros somos los árboles y que los buenos frutos se consiguen con la ayuda de Dios, escuchando su palabra y con la oración. Esperemos hayan entendido algo. Por lo menos les animo a rezar en familia y a irse lo antes posible a dormir, pues están muy cansados.

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