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lunes, 2 de junio de 2014

Un mes de mayo para empezar...


Acabo de vivir mi primer mes de mayo en la tierra en que me encuentro entre la gente de los pueblos. Son zonas de primera evangelización, pues aunque hayan estado en contacto con otros anteriormente, nunca han sido seguidas o atendidas.
Suelo visitar los pueblos una vez por semana, el domingo, para rezar con ellos o celebrar la eucaristía, donde se puede y hay gente que comulga. Siempre he pensado en María como la primera evangelizadora, portadora de la Buena Nueva, portadora del Salvador y, por ello al comenzar el mes de mayo, traté de sensibilizar a la gente sobre el rezo del rosario como una de las formas de vivir o revivir experiencias de fe.
Lo primero que me di cuenta es que en las iglesias o sitios que dedican a rezar no hay ninguna imagen, por lo que me parecía un poco difícil de presentar a María sin tener la imagen de referencia.
A falta de una estatua y ante la imposibilidad de otra cosa mejor, tengo calendarios, sí los calendarios de María Auxiliadora que se hacen en Pamplona y que me han enviado desde allí los salesianos. Y a eso me agarré para invitar a la gente a rezar el rosario y hacerlo no solo en la iglesia o en el sitio donde rezan, sino también por las casas, llevando la imagen de María y rezando ante ella.
Durante el mes de mayo he visitado regularmente los pueblos cada día, pues sabiendo que rezan el rosario, siempre estaban en su sitio a la hora esperada. Ello me ha permitido conocer de cerca la realidad que cada comunidad vive y a ellos ver que el cura está cerca de ellos y les visita, algo que antes nunca o casi, solía pasar.
Al mismo tiempo he ido acostumbrando a la gente a rezar delante de una imagen, pues cada día les recordaba que el calendario debía estar presente y el calendario ha ido viajando en cada pueblo, casa por casa, donde nos hemos juntado para rezar.
Consciente de la tradición salesiana de que la presencia de María hace el trabajo, creo que es pronto para sacar conclusiones, pero apunta a que un buen número de personas está viniendo a rezar con nosotros a través de Ella, pues la presencia en los últimos encuentros ha aumentado considerablemente.
Las cosas no han sido lo mismo en los diferentes pueblos. En algunos ya tenían costumbre de rezar el rosario y lo hacían con soltura; en otros menos acostumbrados, hemos ayudado a hacerlo y, en alguno, donde ni de una forma ni de otra, he tratado de repartir calendarios a los que rezan para que atraigan a los otros.
Sé que otros reparten medallas o estampas, yo he trabajado con lo que tenía a mano y eso eran los calendarios de María Auxiliadora. Y espero los efectos, pues en mi última visita a un pueblo una anciana a la que suelo saludar regularmente y siempre me pregunta que qué le he traído… Siempre le digo que el saludo y los buenos deseos de que se encuentre bien, que ya es importante. Ella me ha dicho que quiere una imagen como la que ha visto a los otros… Le he dicho que la imagen es para que la recen y, si sabe rezar, tendrá la imagen que desea.
      La buena mujer se sorprendió cuando sabe que no sé hablar en su lengua, que sólo sé saludar, pero cuando le invité a rezar el avemaría y vio que ella no podía seguirme, algo se le removió por dentro, pues su reacción fue positiva y me dijo que aprendería a rezar, a lo que le respondí que tendría su calendario.

 Ya le preparado para ella, pues lo mismo que otros confían en las medallas, yo me sirvo de los calendarios y cuando veo que las cosas no funcionan como creo que deberían, en lugar de lamentarme, le confío el problema a Ella, pues son sus hijos y que Ella se haga cargo. Estoy seguro que mejor solución no puedo encontrar.

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