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sábado, 1 de julio de 2017

1 de julio de 2017

Sábado

Sábado y comenzamos mes. Tenemos luz y amanece buen día. Voy a decir la  misa a Madonna con buen número de gente y les animo a dar gracias a Dios por el mes que comenzamos y lo hacemos en unión con María la madre de Jesús.
Voy pronto a ver al mecánico y le espero un rato antes de que llegue a su taller. Me habla de que ha encontrado la pieza que nos puede servir, pero el precio me parece demasiado caro. Les digo que sigan tratando de rebajar el precio y me voy a rezar a la cárcel. En el camino me piden el permiso de conducir y mientras lo busco ven que no tengo en el parabrisas alguna cosa que suele estar pegada… La realidad es que se ha despegado y la tengo en otro sitio, pero que no puedo acordarme donde la he puesto, lo que aprovecha la señora agente para echarme el perro y decirme que vayamos a la sede de la policía.
Sin inmutarme conduzco el vehículo y cuando llegamos aparecen los papeles que buscaba. Se los enseño, pero ya no me hace caso y me dice que aparque y que entremos en el edificio.
Para esto ya le había dicho que si quería llevarme a la cárcel que lo podía hacer directamente, que cada sábado voy a rezar con los presos, pero ella estaba a lo suyo y convencida de que había encontrado a un facineroso  contumaz.
Cuando entrábamos en el edificio, yo le iba enseñando los papeles y ella no hacía caso, pero apareció uno de los mandos y viendo la situación le dijo que no tenía razón, que me dejara ir, cosa que aprovecharon unos cuantos policías para hacerle coro y burlarse de la mujer. Además entendí a alguno que le decía que cómo hacía eso con un cura, que si no se había dado cuenta de que estaba aquí para ayudar a la gente… La pobre mujer se sintió rodeada por un círculo de compañeros policías que le estaban acosando y en ese momento se me ocurrió pedirles por favor que fueran caballeros con una dama… Creo que tampoco se esperaban mi reacción y se produjo un momento de silencio que aproveché para dar las gracias a todos y sonreír a la señora que se sintió creo más aliviada.
Salí en el coche y fui directamente a la cárcel y les conté la historia que acababa de vivir, lo que produjo una agradable sensación y el ambiente se hizo positivo.
En la cárcel suelo estar alrededor de una hora y en ese tiempo rezamos y les hago sugerencias sobre la vida que llevan de internos. Y lo que me interesa mucho son sus comentarios y reacciones a lo que les digo… Me hacen ver que ha cambiado el ambiente de relación, que ha mejorado mucho porque les he invitado a tener a alguno de los compañeros como un amigo cercano y además de que han cesado las peleas en el patio, me dicen que han invitado a venir a rezar a los nuevos que llegan, cosa muy positiva para todos.
Me alegro de las iniciativas que han tomado, les felicito y les animo a que sigan en ello, que es la forma de cambiarse ellos y modificar el ambiente en el que viven y hacer que la cárcel sea menos cárcel con nuestra colaboración. De esto ni pensar en tener fotos, lo mismo que con la poli…
Llego a casa a la hora de comer y después me echo una buena siesta. Sigo con la sensación desagradable del paludismo y aunque he dormido, sigo con el sabor de boca amargo, los sudores fríos y el dolor de cabeza, pero no por ello me paro, pues cuanto más ocupado estoy, menos me acuerdo de lo que llevo conmigo.
Voy a Nagoyon, como cada sábado. La reunión de los maestros se nos pasa comentando cosas de la escuela que viven los maestros y que veo como positivo el que las comenten y el que compartamos entre todos.
Las parejas, reunión siguiente, se hacen esperar un poco, pero los comentarios positivos son dominantes y las caras de satisfacción se ven entre los participantes. Algunos se duermen… Y es que han estado trabajando en el campo y en cuanto se sientan…
De vuelta a casa, en el camino, que cada vez se hace más complicado, pienso en lo vivido con la gente y me siento contento y dando gracias a Dios. Pero me despierta y me trae a la realidad el fontanero que está en la finca y ha preparado un viaje de leña que llena la furgoneta y le permitirá afrontar la semana sin preocupaciones de no tener qué comer.

En casa sin luz y con internet débil, me voy pronto a dormir y logro descansar, pues la lluvia ha refrescado el ambiente.

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