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martes, 18 de julio de 2017

18 de Julio de 2017

Martes

Salgo lo más pronto que puedo y voy a Nagoyon donde ya me esperan algunos rezando. Llevo las cosas para la máquina de cortar madera y comida para los que van a transportar madera. Hay un buen grupo de gente que ha venido a rezar y en cuanto acaba la misa salgo de estampida para no llegar tarde a la cita siguiente en la parroquia. Estoy bien escoltado por los que aprovechan el viaje, alrededor de una decena.
Llego justo a tiempo. La gente esperaba con paciencia. Les saludo y les traigo las noticias de la gente de Nagoyon y alrededores. Creo que es importante el sentirnos unidos a otras comunidades y creyentes.
El catarro sigue y siento el cansancio, pero me impongo trabajar en la legua y leo el evangelio en mende. Me cuesta, pero veo que voy progresando en la lectura. Cuando me siento cansado, descanso un rato, me distraigo y sigo en el trabajo.
Sigo también el trabajo con el cocinero y por lo menos trae escritas las cosas, algo que para él es mucho esfuerzo, pues leer y escribir no es cosa que domine y yo le animo a hacerlo y no como un castigo, sino como un estímulo para que se supere en su vida.
He dormido un buen rato la siesta y luego el fontanero me dice que no está en forma para hacer un trabajo en la finca y lo dejamos para mejor momento. Voy a darme una vuelta por el mercado y compro unas cuantas cosas que necesito.

Tenemos luz y hay conexión, aunque débil, que me permite enterarme de lo que pasa por el mundo.

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