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sábado, 29 de julio de 2017

29 de Julio de 2017

Sábado
Seguimos con la misma tónica que ayer de luz y de lluvia, pero hoy, último sábado de mes, la gente está limpiando el barrio y no vienen a misa por la mañana, pero sí lo hacen los de Madonna, donde voy y me encuentro con un grupo no muy grande porque vienen los que están cerca y llegan a pie, pues las motos no circulan hasta las diez.
Vuelvo a casa, leo un rato, preparo cosas par la tarde, limpio la habitación y me preparo para ir a rezar a la cárcel. Hoy no ha habido problemas en la entrada y el rato que he estado don ellos rezando ha sido muy agradable, viendo que hay grupos de amigos que se comunican y que cuando hablo con ellos sonríen, cosa que no suele pasar en la cárcel de ordinario. Esto es algo que me anima en el trabajo y sobre todo estar con los que nadie quiere y hacerles sentirse felices durante un rato.
En casa me paso un rato con el cocinero y seguimos en la batalla por hacerle comprender cosas que le resulta difícil ver, pero que tenemos que hacerle comprender.
Después de comer y echar un rato de siesta, me encamino a los pueblos, hoy seguido por viajeros desde casa y comprando algo que falta para acabar el tejado.
Cuando llego ya hay algunos esperando y otros más se van sumando y como hay gente de las parejas además de los maestros, intentamos hacer la reunión conjunta. No sé si ha sido una buena idea, pero por lo menos han intervenido unos y otros y hoy, cosa admirable para estas fechas, ha habido casi treinta adultos presentes, aunque las comunicaciones no se han salido de lo ordinario de que se entienden y no discuten.
Después de la reunión he tenido un rato de encuentro con el operador (es el  nombre que dan aquí al que funciona con la motosierra) y con el que más o menos le sigue en el monte. La cosa ha sido fácil y nos hemos prometido continuar con el trabajo y con los compromisos adquiridos.
Después estuve un buen rato para intentar obtener fotos de un teléfono en el ordenador, pero no lo logré. Sí me hizo venir más tarde de lo que suelo llegar y me llamó la atención la paciencia que han tenido los que me esperaban para volver a sus casas, las parejas que habían venido de otro pueblo.
Sigue habiendo gente en el camino a los que invito a entrar en el vehículo y que están más que contentos. Les ha pillado la noche en camino y el que se les lleve un trozo del camino en coche es siempre una alegría para ellos.

En casa, cena, ver un rato los correos y a dormir que mañana espera día largo.

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