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domingo, 11 de noviembre de 2018

11 de Noviembre de 2018

Domingo


Me levanto sin prisa porque me toca la misa en casa y no hace falta madrugar, así que duermo un rato más y con la luz que se ha ido cuando me levantaba.

La primera misa es presidida por otro sacerdote que es el encargado diocesano de un grupo de acción y acaba tarde, de forma que la segunda comienza con retraso y los anuncios también largos, acabamos más tarde de las doce.

Hay una pareja que se casó ayer y tengo un buen momento de encuentro con ellos, rezamos juntos y les invito a hacerlo de forma regular, cosa que me prometen y al final, cuando ya no queda gente en la iglesia y alrededores, vengo a cambiarme de ropa porque está empapada de sudor.

Comemos un poco más tarde de lo habitual y después de una siesta con sudores, trabajamos un rato con los planos del terreno para poner los edificios en su sitio y dar a cada cosa la importancia que se merece.

Cuando el sol ha aflojado, salimos a dar una vuelta para ver la ciudad que el domingo está muerta y luego por una pista salimos a uno de los barrios de los alrededores, donde dejamos el coche y nos damos una vuelta por los senderos de llegada a cada una de las casas construidas por la zona. La vuelta a casa es en el momento que la oscuridad se ampara del ambiente.

Cenamos e intentamos comunicarnos a través de internet que funciona regular, pero por lo menos puedo hablar con la familia y alegrarme de las noticias que me dan.


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