Se desata la lluvia antes de amanecer
y cae con cierta disposición, aunque no por mucho tiempo, pero sí lo suficiente
para empapar la tierra. De paso hace que muy poca gente venga al comienzo de la
misa, aunque al final ya las cosas se habían igualado a otros días. Les hablo
de perdonarnos y de pedírselo a Dios con fe.
Salimos pronto hacia pueblos, quiero
visitar a varios maestros y para empezar el primer sitio hay un puente que está
roto, con lo que damos media vuelta y dejamos a Mireia en la finca donde van a
trabajar con la moringa. Nosotros vamos a Nagoyon donde el carpintero está a
punto de comenzar el trabajo de fijación de los bancos de la iglesia. Le
deseamos suerte en el trabajo y nos vamos al pueblo siguiente a visitar la
escuela, en Gbalehun donde recojo una información para presentar al encargado
de las escuelas.
Aprovechamos para acercarnos al río
donde se puede ver la gran cantidad de agua que lleva y donde Carlos se moja
los pies y a la vuelta, siempre con gente que encontramos en el camino, nos
paramos un rato en la finca donde les ayudamos a trasportar agua para el
hormigonado que están haciendo hoy del suelo.
Llegamos a casa bastante tarde y
cansados, por lo que después de comer nos tomamos una buena siesta y después
salgo a cargar el teléfono y Carlos se da con la cocinera una vuelta por el
mercado y compran fruta.
Recargo el teléfono para poder llamar
a los del equipaje y nos armamos de paciencia… Por fin, parece que las maletas
han sido enviadas y que una no ha llegado… Habrá que seguir pensando en qué se
puede hacer con la que no ha llegado…
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