Tenemos un rato luz, pero luego se va
y rezamos a dos velas, pues ya hay claridad. No son muchos los que vienen y se
retiran pronto, pues la misa es por la tarde.
Después de desayunar me paso la
mañana en la iglesia ante el Santísimo, pero ello no me impide atender a las
personas que vienen y acompañar un momento a los que van a estar con Carlos
cuando empiece su trabajo. Esperamos la llegada de una bomba y parte del
equipaje, pero sólo llega la bomba y la otra parte del equipaje perdido
seguimos sin noticias de donde se encuentra, así que habrá que imaginar mañana
lo que se puede hacer sin maletas y sin herramientas, pero mañana piensa poner
la bomba en nuestra finca para que albañiles y trabajadores de la moringa
puedan disponer del liquido que necesitan.
Para la misa de la tarde hay un buen
grupo de personas, muchos de ellos que han venido a participar en una novena.
Les animo a ver las cosas con ojos de fe y creernos que Dios está en medio de
nosotros.
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