Es último sábado de mes y toca
limpieza por lo que nadie se mueve de su sitio mientras se limpia, no hay
circulación y el silencio lo llena todo. Viene la cocinera que nos prepara una
buena cantidad de arroz y lava la ropa. También aprovecho para hacer limpieza
en la habitación y preparar lo que tengo esta tarde en los pueblos.
Después de comer y dormir un poco
salgo hacia Nagoyon. Primero tengo reunión con los maestros. No todos han
venido, pero los presentes se muestran favorables al proyecto que estamos
llevando a cabo entre ellos y los padres de alumnos de las escuelas, la plantación de moringa.
Luego la reunión de parejas que
llegan con retraso pero al final se salva la papeleta, pues están presentes en
buen número, aunque los testimonios no son brillantes, por lo menos están
contentos con lo que viven y no es poco.
Después tenemos misa por el eterno
descanso de la madre de Daniel. Hay gente que ha venido de diversos sitios y
unos vienen a la iglesia y otros alrededor de la fiesta crean ambiente. Se
desata la lluvia con fuerza e intensidad y no se oye nada en la iglesia a causa
del ruido del agua en las chapas del tejado. Por lo menos lo han escuchado
claro que celebrar la misa y luego desmadrarse no es lo que se debe hacer y
gastar en poco tiempo lo que se necesita para alimentarse durante meses no es
la forma de hacer de los cristianos. Lo han oído y otra cosa es lo que hagan,
pero pienso que la semana que viene tendremos algunos testimonios de la gente
que lo ha vivido desde dentro.
La lluvia continúa y voy a llevar a
destino a los maestros de Lembema, de noche, lloviendo, con charcos y
sangraderas en el camino, pero contento de poder rendir un servicio a unos
maestros que veo cada vez más motivados.
En camino el vehículo comienza a
hacer un ruido que me inquieta. Cuando llego a casa veo que es una protección
que se ha despegado. Habrá que llamar al mecánico para que lo vuelva a su
sitio.
Luz del generador, noticias, crónica
y hasta mañana.
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