Nos hemos pasado la noche sin luz y
por la mañana el cielo está despejado y se ven bien las estrellas. No hay
muchos que vienen a rezar ni tampoco a
la misa en la que hablamos de dar gracias a Dios y a los demás.
Desayuno y empezamos con llamadas de
teléfono e intentos de localizar el equipaje, pero no hay forma.
Salimos y vamos lo primero a la
cárcel a ver si nos pueden echar una mano en el trabajo de búsqueda de los
equipajes, pero parece que no hay muchas posibilidades. Vamos al mecánico y nos
pasamos la mañana con arreglos y reparaciones, entre ellas soldar el chasis del
vehículo que se estaba abriendo.
Por la tarde me paso un buen rato viendo
papeles y pensando en presentar proyectos de energía solar, luego voy a una de
las comunidades de barrio donde rezamos el rosario y leemos el evangelio. Luego
vamos a ver a una señora mayor a su casa lo que le da una gran alegría y vuelta
para casa donde después de la cena y espera paciente, seguimos buscando
noticias sobre el equipaje, pero nada se nos ofrece.
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