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viernes, 30 de noviembre de 2018

30 de Noviembre de 2018

Viernes


Último día del mes y nos acordamos de don Bosco. Me levanto pronto y salgo hacia pueblos, hoy quiero visitar Tikonko que me han prometido que rezan cada día por la mañana y les he dicho que vengo cuando no se lo esperan… Aparece uno a la hora y va a buscar a algunos más, con lo que tenemos motivos para rezar. Celebramos a san Andrés y le confiamos nuestros deseos y sueños en la comunidad.

Vuelvo con el vehículo cargado de gente que encuentro en el camino, la mayoría cargando pesados bultos, en especial mujeres. Por lo menos disfruto viendo por le retrovisor la cara de satisfacción que tienen las que vienen detrás en la caja.

Hablo con un profe y le propongo para el colegio de los maestros la instalación de un sistema de energía solar. Decirlo es fácil, el resto, ya se verá a donde llegamos.

Hablo con Andreas que había prometido venir y al final no lo ha hecho, está recuperándose de la malaria y tienen que ir de viaje. Muchas cosas dejamos para la llegada del ecónomo de la provincia.

Tengo un momento de encuentro con el obispo en su despacho y recibo una muy buena impresión y palabras de ánimo con el proyecto que tenemos entre manos, lo mismo que luego en una conversación con el director de Freetown.

Me paso un buen rato en el mecánico y ahora son los amortiguadores los que hay que cambiar, y no me sorprende, pues la pista deshace cualquier cosa. Por lo menos hay suerte pues han comenzado la reparación de la pista y aunque no lo dejan perfecto, por lo menos no hay los grandes agujeros y se puede ir un poco más rápido y con la correspondiente ración de polvo.

Cambio dinero, me voy a pagar al guardián en la finca, me estoy un buen rato viendo como sale el agua y cómo riegan los bloques, paso por casa de un señor mayor y rezamos y vengo a casa a la hora de la oración. Christopher está en forma, y es que esta gente es tan dura y resistente que sorprenden a cualquiera. Me alegro de su pronta recuperación.

Y al final de mes es un momento para dar especiales gracias a Dios por lo que acabamos de pasar y por los muchos beneficios y gracias que de Él hemos recibido, en particular el proyecto moringa que es una auténtica gracia de Dios y que soñamos que transforme en profundidad el medio rural en el que trabajamos.

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