Me ha costado dormir y es a cusa del
calor. Contra la mañana llovió y el hecho de refrescar ya te permite no sudar y
dormir apaciblemente.
Voy a rezar a Mattru, pero hasta ahora el puente sigue en
ruinas y busco camino alternativo, que como ha llovido tiene todas la hierbas
posibles cayendo en la calzada y no te permiten ver por donde te desplazas. Por
lo menos logro llegar a destino a tiempo y después hacemos la tradicional rueda
de visitas a casas en las que rezamos, los que se preparan para el matrimonio,
los mayores, los enfermos… La vuelta es
entrado el día y el camino con las mismas hierbas, pero ahora con luz, por lo
menos es más transitable.
Jueves dedicado a la adoración. Me paso la mañana en
la iglesia, lo que no quiere decir que no responda a llamadas o admita a los
que me vienen a ver. Rezar es una sensación agradable y tonificante que te da
bríos para seguir en la brecha.
A pesar de la lluvia, el calor sigue
y la humedad hace que sudes y que estés empapado e incómodo. Si puedes te
duchas, te cambias y por lo menos unos minutos te sientes diferente.
Para la adoración no ha habido mucha
gente, algunos aislados. Para la misa llegábamos a veinte que para los jueves y
por la tarde no es mala cifra.
La cena y la conexión a internet
completan la jornada.
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