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sábado, 23 de febrero de 2019

23 de Febrero de 2019

Sábado

La luz de la ciudad nos recibe hoy, cosa que no pasa todos los días y a pesar de ello no son muchos los presentes a la misa que preside Joseph. 

Estoy un rato hablando con Luis y vemos que lo mejor es encargar nuevas colmenas, cosa que hacemos durante la mañana a los dos carpinteros que son amigos. Vamos de forma regular para ver el trabajo que cada uno de los carpinteros está haciendo. 

Salgo a recargar el teléfono, pero hoy no voy a la cárcel. Algo me ha hecho sentir que no están las cosas claras y por eso no voy. 

Preparo lo que tengo que utilizar por la tarde y dedico un rato a leer, además de organizar varios otros asuntos que tengo pendientes. 

Después de comer me echo un rato la siesta y me dicen que vienen a buscar accesorios del tractor para transportar a la granja. Tardan y espero también por el vehículo que ha ido de compras, lo que me hace llegar con retraso a la cita con los maestros que tienen un control del catecismo que hace tiempo les di. Les pido disculpas y hacemos le control. 

Antes de que acaben hemos comenzado con las parejas que hoy no son muchas. La reunión no sale de la mediocridad de las de otras semanas, pero puede ser positiva. Se habla al final de las posibilidades de plantar frutales y de los interesados en apicultura, pero nada sale en claro y me dicen que mañana. 

Los maestros han acabado de responder a las preguntas. Me queda corregirlas para tener una idea más cercana de sus conocimientos religiosos. Me servirá luego a la hora de elegir los que van a ser los catequistas. 

Veo el vivero que ha preparado Daniel cerca de su casa y me da buena impresión además de ver que utiliza compost. 

En Tikonko la gente llega tarde, me da tiempo a regar algunos de los frutales que hay en lo que han limpiado y luego para la reunión hay un cierto número de ausencias que me hacen preguntarme si no ha comenzado el problema de la inconstancia. También me doy cuenta de lo poco capaces que son de leer en su lengua, pues el evangelio no son capaces de leerlo con una cierta dignidad y sin trabucarse. 

Es de noche y aunque paso por la finca, nada puedo ver de lo que han hecho, pienso si mañana tendré más suerte. 

Cenamos y me conecto, escribo la crónica y… preparado para descansar que mañana será día largo.

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