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martes, 5 de febrero de 2019

5 de Febrero de 20189

Martes


La oración de la mañana seguida por unos pocos se hace a la luz del generador, ya que la de la ciudad no llega más que unas horas. No viene mucha gente a la misa. Me quedo un ratito rezando en la iglesia y al salir ya casi no queda nadie. La madre de un salesiano me regala un racimo de plátanos que tienen muy buena pinta. 

Después de desayunar intento conectarme por teléfono, pero no hay manera, parece que hoy o no funciona la conexión o las personas a las que llamo no están disponibles. Como el vehículo sigue en el taller, organizo la vida en casa, desde hacer la colada a leer y preparar lecturas para los pueblos. Leer el evangelio en lengua local es un ejercicio que lleva tiempo, pero es interesante a la hora de aprender la lengua, pues es algo que conoces en otras lenguas y así las cosas son más fáciles con la nueva. 

Joseph ha vuelto para la hora de comer y después de la siesta, me voy al taller a ver el vehículo. Ahora tiene otro problema y se requieren nuevas piezas y el coche está resultando más caro que cualquier otra cosa en casa… pero desplazarse a los pueblos es la única forma de hacerlo con una cierta calidad y seguridad. 

Vuelvo a casa a la hora de la cena y lo siguiente es ver la conexión, escribir la crónica y seguir las noticias.

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