Amanecemos a media luz, pues se va y se viene, pero al final se queda por un rato y nos permite la oración de la mañana sin sobresaltos. No hay mucha gente, sí algunos que han encargado una misa por un difunto.
No he dormido bien y me siento cansado, el día está nublado y no parece que vaya a levantar pronto. Duermo un rato antes de salir a dar una vuelta por el mercado con Luis donde compramos fruta para la comida. Vamos y venimos andando, lo que nos hace traer una buena sudada.
Después de comer y la siesta, vamos hacia pueblos, donde hoy hay un encuentro especial con parejas en Nagoyon. Han venido tres parejas de Tikonko que se preparan para el sacramento en la iglesia y las de Nagoyon que también están acompañadas por los padrinos. Me sorprende que no han venido todas y algunos han llegado muy tarde, pero en conjunto las cosas son muy positivas, pues los que se preparan para el matrimonio dan testimonios muy concretos de lo que están viviendo y se ve que están enamorados el uno del otro, algo que no es moneda corriente por aquí y que aprecio de manera especial viendo la evolución que las diferentes parejas han tenido. Hay muchas cosas que mejorar, pero la base está firme en lo que van construyendo y eso me da mucha confianza en el trabajo que tengo que seguir haciendo.
En Tikonko nos encontramos con otras parejas y las que han estado en el otro pueblo repiten su experiencia y creo que es un momento importante para todos los presentes y que cada uno trata de asimilar en la medida de lo posible.
Paso por la finca donde los que trabajan en el pozo, ya de noche están recogiendo los útiles para seguir con el trabajo otro día.
Me entero del accidente del padre de Loli y trato de enviarle alguna noticia y sobre todo decir que aquí rezamos por la familia.
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