Anoche estuve un rato acostado en el suelo de la ducha, recordando tiempos en los que lo hacía regularmente a causa del calor. Logré dormir un rato y luego el resto en la cama, pero me siento cansado a cuenta del calor.
Nos levantamos sin luz y para la oración funciona el generador. Hay varios bautismos de bebés en la misa y es un poco más larga, pero la asistencia no es numerosa.
Después de un rato de limpieza salgo a dar una vuelta por la ciudad y el mercado antes de que el calor apriete. Compro un poco de fruta, pero no hay mucho donde elegir.
Esperamos a Lorenzo que acaba viniendo más tarde de lo que pensábamos, pero llega con algunos más, mientras me voy con Luis a los pueblos.
Los maestros han llegado a la reunión a medias y doy los resultados de las pruebas a los que están, además de hablarles de hacer algo en serio con los alumnos.
La reunión de parejas va por los mismos derroteros, no muchos presentes y algunos que llegan tarde y que se quejan de una cosa y de otra, que al final son excusas fáciles para no comprometerse con su deber. Escucho, comprendo, pero vuelvo a la carga con la exigencia de parte de cada uno. Creo que hemos llegado a uno de los puntos cruciales en el país, no hacer nada y justificarse de todo. Sé que tengo que tener paciencia, pero aquí debo exigir que se hagan cosas concretas.
Han venido los de Tikonko que se preparan para el matrimonio y me dan buena impresión, pero el problema es el de los padrinos y ver cómo van seguir a unas parejas en otro pueblo. Por lo menos me prometen hacerlo.
En Tikonko hay algunas parejas, pero también otras que no han venido y les advierto que la regularidad es algo fundamental, pero que sé que tengo que irles haciendo saber que es algo que yo pido y que ellos no tienen costumbre de practicar.
Ya de noche volvemos con Luis, pasando por la finca, saludando al guardián y en casa cenamos con los que vinieron del viaje y que se van a llevar mañana a Luis al aeropuerto.
Recibo la noticia de la muerte del padre de Loli y les escribo rápidamente a ellos y a otros que la conocen, dando las palabras del momento y rezando por la familia que es lo mejor que podemos hacer.
Me despido de Luis que mañana se va. Ha estado con nosotros mes y medio y nos lo hemos pasado bien además de hacer muchas cosas interesantes en cuanto a las abejas y en el compost en especial, cosa que necesitábamos y que Luis nos ha ayudado en ello.
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