25 de marzo. La Anunciación.
Nos levantamos con luz y en la oración nos abandona, pero un rato hemos disfrutado de su presencia. No viene mucha gente a la misa y algunos llegan tarde. No está muy claro lo de las fiestas en las que se invita a venir a la gente a misa.
Después de desayunar voy a ver a Luis, que me dice que ha dormido y que se encuentra mejor, pero aún se siente flojo, por lo que la recomendación es reposo y dieta, aunque algunos alimentos ya los soporta.
Tenemos la reunión comunitaria de los lunes, con amplio muestrario de temas y propuestas. Hay muchas cosas pendientes en el proyecto de la moringa y otros temas de casa que esperan respuestas que por el momento no tenemos.
Concluida la reunión me voy a acompañar un rato a Luis y veo que se encuentra en buena forma y con ánimo, cosa importante para salir del aprieto. Después vamos a comer y nos echamos un rato la siesta, pues el día sigue siendo caluroso y se suda con facilidad.
Salgo con Luis a dar una vuelta pasando por donde se carga el teléfono y el carpintero que está concluyendo otra colmena. Nos están arreglando la carretera y el polvo y la dificultad de atravesarla no son poca cosa.
Viene a cenar con nosotros un cura nigeriano que ya estuvo alguna otra vez y que se encuentra a gusto con nosotros y nos pasamos un rato agradable en su compañía.
Las noticias, los correos y los mensajes, nos ocupan el rato antes de retirarnos a descansar en el día de la fiesta de la Anunciación.
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