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jueves, 17 de abril de 2014

17 de Abril de 2014

Jueves

  Los preparativos para la tarde nos llevan un buen tiempo de la mañana, pues esta tarde tendremos la celebración de jueves santo en los pueblos. Después voy a ver el sitio del pozo que marqué para el “centro de pastoral” y todavía no han comenzado los trabajos. Poco después me vino a ver la monja con el que va a comenzar el trabajo para presentarle y quedamos de acuerdo que comenzarán el martes y que estaré con ellos de vez en cuando.
       La monja del centro de pastoral se ha metido en el trabajo de un pozo y cuando  ha sabido que conozco el trabajo, ha tratado de pasarme el testigo para que lo haga, pues ella no sabe cómo hacer.
       La realidad es que los pozos son diferentes en cada sitio y la forma de trabajar de la gente también cambia, pero haber realizado el trabajo, aunque no sea lo mismo, por lo menos algo tienes como experiencia y he visto que la monja se siente aliviada si me ocupo de seguir a los trabajadores del pozo.
       El calor se hace sentir, y más que el calor es la humedad. Sudas por todos los poros sin hacer nada. Es el momento del año en que esto pasa y aunque sudas mucho, por lo menos la temperatura no es tan alta como en los otros sitios que he estado.
       Por la tarde Jos se queda en Tikonko y yo voy al pueblo del catequista. Hay mucha menos gente que el domingo y hoy los que están son gente convencida de lo que hace. La ceremonia de lavar los pies es algo nuevo para ellos. Los hombres se organizan y al final me tengo que servir de las mujeres como monaguillos, cosa que hacen con disposición y esmero.
       Ellos mismos me dicen que es la primera vez que esta ceremonia se hace en el pueblo y están preocupados por si les voy a decir algo que falte o que no funcione; les pido que no se preocupen que las cosas saldrán y trato de hacer en cada momento comentarios para que la gente comprenda y pueda vivir la fe incipiente que tienen.
       En la homilía, después de haber hablado de la fiesta del día, les he preguntado si hay gente sola en el pueblo y me hablan de un anciano que está solo y que tiene necesidad de que le ayuden. Les hago ver que lavar los pies y servir a esas personas que lo necesitan es lo mismo. Acabamos comprometiéndonos a visitar a esa persona mayor y a socorrerle en lo que necesite, como comunidad es la forma de hacer ver a los otros lo que significa lavar los pies.
        De vuelta a casa nos llueve todo el camino, pero al llegar a la ciudad amaina y en casa ya la lluvia se había acabado.

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