Uba y Sergej han dormido aquí en casa y Paul ha ido con su familia. Por la mañana temprano Uba me acompaña a rezar en un pueblo y luego traemos a la gente que sigue limpiando nuestra finca. Hoy finalmente hemos coronado el desbroce de los linderos.
Uba se vuelve hacia Freetown y Paul y Sergej van hacia Kenema donde tienen cosas que hacer. Volverán mañana.
Por la tarde, acabado el trabajo de la finca, llevo a la gente de vuelta al pueblo y me reúno con los matrimonios. No deja de ser algo aleccionador ver la gente que viene y se admira de lo que hacemos. Hoy había alguien de paso perteneciente a una secta y estaba contento de ver lo que se compartía. Destacaría lo que una pareja nos dijo. El marido llegó a casa con hambre y cansado y la mujer no había acabado de preparar la comida y el marido se enfadó. La mujer sin reaccionar le puso la comida y, después de haber comido, el marido sintió vergüenza de lo que había hecho, habló con su mujer y se dieron un beso… Dijo que si esto que contaban ahora, hubiera pasado hace tres semanas, habría dado origen a una pelea y un enfrentamiento serio; pero gracias a lo que están haciendo, la cosa no había ido más lejos. Los dos estaban contentos y los demás les dimos las gracias por compartirlo con nosotros.
En la vuelta a casa todavía hay tiempo para traer a una embarazada al hospital y un buen coloño de leña para la familia del catequista.
En casa hemos recuperado la calma. Por una parte volvemos a los dos habituales y por otra, hoy los insectos se han abstenido de venir.
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