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domingo, 20 de abril de 2014

20 de Abril de 2014

Domingo

Como cada domingo salimos temprano después de rezar laudes y dejo a Jos en Tikonko y voy a Valehun.  Allí tengo la agradable sorpresa de encontrar a mucha gente reunida y dispuesta a la celebración. Como es pascua, hoy decimos la misa, que es bien  seguida y participada por los asistentes.
       Después de la homilía y de decirles que espero su reacción, pues aún no se han decidido a pedirme que venga donde ellos, me dicen que me esperan el viernes a las cinco de la tarde para que hablemos de las parejas. Les digo que allí estaré con ellos y me falta tiempo cuando llego al pueblo siguiente para decir a las parejas de dicho  pueblo que el viernes cuento con ellos.
      Suele pasar que la gente se piensa que les  voy a hablar de cosas extraordinarias y se sorprenden cuando me presento delante de ellos con otros matrimonios y son ellos los que les van a contar su experiencia. Esto me parece mucho más realista e impactante, pues es algo que no se esperan ni unos ni otros, pues tanto los que hablan como los que escuchan no tienen la experiencia de comunicarse así y a unos y otros ayuda la cosa, pues unos se sienten sorprendidos y otros reforzados. En fin, recemos para que el encuentro sea provechoso para todos y para que haya un cambio positivo en la vida de las parejas que van a participar en el encuentro.
       En la procesión de ofrendas han presentado arroz y un pollo. En otros sitios suelen darte las cosas ya cocinadas, esta vez le tocará al cocinero preparar lo que nos han dado en vivo y sin cocinar.
       A la vuelta el vehículo está lleno, en particular de críos que vienen a la iglesia metodista a Tikonko y después en el camino de ida al pueblo siguiente también hay gente que se apunta en el viaje.
         Hoy en Nyalehun hay mucha más gente que ayer para la vigilia. Aprovecho para decir a uno que participó ayer en la vigilia que nos cuente cómo lo vivió y si le gustó. La descripción que hace les llama la atención y les da las ganas de participar, cosa de la que me sirvo para animarles a que vengan regularmente.
       Esto es algo que nos puede resultar difícil de comprender a nosotros que no estamos acostumbrados a ritmos de este tipo, pero aquí los que están acostumbrados a la religión tradicional, lo hacen como lo hacen en la tradición; se participa en una ceremonia y luego durante mucho tiempo no se siente otra necesidad, así la regularidad de las prácticas no es una costumbre entre ellos y acostumbrarse a otro ritmo distinto del que tienen no suele ser cosa que ocurre de la noche a la mañana.
        Después de la misa también en las ofrendas nos han presentado dos platos distintos, arroz con salsa. Comparto con los presentes uno de ellos y el otro le traigo a casa por si Jos no ha tenido en su pueblo.
        De nuevo el vehículo está lleno y la realidad es que siempre hay gente que se apunta a viajar. Si por lo menos llevas a quien tiene necesidad, ya es algo positivo, aunque siempre tienes quien te hace el comentario de que llevas a mucha gente, que tienes que seleccionar. Prefiero llevar más que menos y servir a quien lo necesita, aunque a veces abusen de tu disponibilidad.
       En casa compartimos el plato de arroz y me voy a dormir la siesta que ayer no dormí lo suficiente. Hoy he tenido una sensación de haber dormido profundamente y sólo ha sido media hora, pero lo suficiente para sentirme en forma y visitar a la gente de Lembema.
       Tampoco hoy ha habido mucha suerte. Muchos adultos están en Tikonko, hay un evento deportivo y parece que eso priva por aquí como por ahí. De todas formas tengo una experiencia agradable. Cuando los críos han visto que he atravesado el pueblo y he ido con el vehículo a la escuela, han salido hacia allí y nos hemos encontrado a medio camino, yo volviendo de la escuela y ellos yendo. El encuentro ha sido ruidoso y a la gente le llamaba la atención verme rodeado por una cincuentena de críos que me saludan y con quienes apenas tengo más trato que los momentos en los que rezamos cada domingo.
       Después de recorrer el pueblo saludando a la gente y con media docena de críos agarrados de cada mano, volvemos hacia la escuela. Hoy hay un señor mayor que se presenta como católico, del pueblo siguiente al que estamos y que vino a la escuela a este pueblo. Está haciendo una visita y cuando sabe que vamos a rezar se presentó y se puso a hablar a los críos de sus recuerdos en la escuela, a la vez que rezaba con ellos el padrenuestro y el avemaría.
       Yo, como es pascua y siempre están cantando cantos que no conozco bien, les propongo cantar el aleluya, que ellos no  conocen. Menos mal que los adultos que estaban conmigo también me acompañaron y al final logramos hacer que los críos acabaran también cantando aleluya.
      Acabada la oración con los críos sigo un momento con los adultos. Me hacen saber que los que faltan no están en el pueblo y no es cuestión de ir por las casas, porque no están en el pueblo, así que paciencia y esperemos a la semana que viene.
       Si trato de ver el trabajo realizado en este periodo de tiempo, veo luces i sombras, pero tengo algo muy interesante entre las manos, por una parte tengo tiempo y por otra veo que la gente tiene buena disposición, así que veo que lo que tengo que hacer es darles tiempo para que reaccionen y acompañarles y animarles en lo que hacen.
       El mes de mayo está a la vuelta de la esquina y esperemos que con la nueva campaña de rezar el rosario algunas cosas más cambien. Pero primero tendré que ayudarles a rezar el rosario, pues no saben… Y luego inculcarles la devoción a la Virgen. Por lo menos en cada uno de los sitios hay un calendario de María Auxiliadora, que también las imágenes tienen su papel y su importancia, y cuento con su apoyo para llevar a cabo esta labor.

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