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domingo, 27 de abril de 2014

27 de Abril de 2014

Domingo

Como cada domingo la salida temprano hacia los pueblos es ya la costumbre. Dejo a Jos en Tikonko y voy a Valehun. Me pregunto qué hacer con los que el viernes no estaban presentes para la reunión que me pidieron… Hoy ninguno de los maestros está en el pueblo, por lo que me encuentro solo con la gente del lugar. Empezamos conversando y acabamos bendiciendo el agua para hacer la aspersión a mitad de la conversación. Leemos la primera lectura y hago la explicación de lo que es la comunidad que se reúne para rezar y compartir dirigida por los apóstoles.
         Me doy cuenta de la situación de abandono en que están y veo que tengo que ayudarles en vez de pedirles cuentas. Con ayuda del calendario de María Auxiliadora que tenemos en cada iglesia, vemos que estamos a 27 (les recuerdo que hoy canonizan a dos papas) y nos quedan tres días antes de empezar mayo, mes dedicado a María, pero no saben qué es el rosario, aunque alguien ha oído hablar de eso.
       Quedamos que el jueves vendré, por la tarde, me piden a las siete, y rezaremos el rosario en una casa, así podrán ver y seguir lo que hacemos el primer día y alguien me pregunta ¿Lo haremos todos el mes? La respuesta es: si os parece y estáis de acuerdo, podéis hacerlo. Pienso que Ella os ayudará en lo que necesitéis y nadie mejor que Ella a quien recurrir cuando se tiene necesidad.
        Leemos el evangelio y les hablo de ver la presencia de Dios en nuestras vidas de cada día, que no hacen falta cosas extraordinarias, pues Dios se hace presente en todos y cada uno y le tenemos que reconocer y ser sus testigos.
       Al menos en las peticiones de la oración de los fieles aparece la idea de ver a Dios en las cosas de cada día; y al final nos despedimos con un “hasta el jueves” que espero nos pueda ayudar a vivir mejor nuestra vida de cristianos, con la ayuda de la Madre.
        El vehículo acaba lleno con la gente que encuentro en el camino, unos que van a la iglesia metodista y otros al mercado, y yo que voy al pueblo siguiente donde de nuevo hay gente que se apunta al viaje.
        Hoy es un día un poco especial, pues no están ni el catequista ni el que canta, han ido a otro pueblo y estamos un poco descabezados. Por lo menos las lecturas están bien preparadas y los cantos, aunque no muchos, la cosa es pasable, y la reflexión es la misma, la oración de la comunidad y el ver a Dios en las cosas de cada día.
       Aquí lo del rosario es algo que conocen y tienen la costumbre de hacer y me prometen que en los dos pueblos, Balei y Nyagorehun, rezarán cada tarde le rosario por las casas, teniendo presente el calendario de María Auxiliadora, que es lo único que tenemos como referencia de Ella. Quizás un día podamos tener una estatua, pero por ahora utilizamos aquello de lo que disponemos.
       De camino a casa me paro en una granja, me han prometido que puedo comprar carne, pero la realidad es que no hay tal. Por lo menos hay huevos a buen precio y me prometen encontrar fruta, cosa que ahora al final del tiempo de sequía no es fácil.
       Por la tarde, como cada domingo, me presento en Lembema. Hoy las cosas son diferentes. Los críos siguen viniendo donde mí a montones y andar por el pueblo rodeado de ellos va siendo una imagen ordinaria. Pero los adultos, hoy no encuentro a ninguno de los que otros días se hacen ver, únicamente al maestro que aún sigue con su paludismo a cuestas, pero que me promete venir a rezar.
       Me encamino hacia la escuela con los críos que me siguen y algunos se van quedando por el camino, de forma que al final estamos en la escuela una docena de los más pequeños y luego llega el maestro, quien me explica que en el pueblo hay una ceremonia de iniciación de la religión tradicional y la gente no se mueve de sus casas, sólo los que andan en procesión tocando los tantanes y a los que he encontrado cuando me paseaba con los críos y que me han dado la sensación de estar bien colocados.
       Al maestro le doy un calendario de María Auxiliadora, pues aquí todavía no había traído y le animo a que la lista que tiene de gente, la utilice para rezar el rosario durante el mes de mayo en las casas. Me promete que lo hará y le digo que el domingo que viene me tendrá de nuevo de visita en el pueblo y veremos lo que ha podido hacer.
      Donde no se ha hecho catecismo ni seguido a la gente, hace falta mucho tiempo y paciencia para poder crear algo y aquí es uno de los sitios en los que hay que tener paciencia y esperar a que maduren las cosas, o mejor, hay que sembrar lo que no se ha sembrado antes y en un campo que hay también que preparar para la siembra.
       Vuelvo a Tikonko porque esta mañana me han prometido que me van a buscar fruta, sobre todo papayas, que estoy buscando para alguien que ha tenido problemas con la tensión y sé que las papayas son una fruta muy interesante como reconstituyente. Mira por donde quien me encuentra la fruta es familiar cercano del que la necesita. Qué coincidencia, quien me había pedido que le busque fruta la va a tener en su misma familia… Cuando al venir a casa, le di una papaya y le dije de donde venía, se mostró muy complacido y me agradeció el que le haya encontrado lo que necesita para su salud.
     Cuando vuelvo a casa, Jos ha salido con unos amigos, y yo, después de consultar el correo y rezar un poco, me voy a la cama, pues me encuentro cansado del ajetreo del día y quiero estar en forma para mañana que nos espera una nueva semana en la que espero poder hacer muchas cosas por unos y por otros.
        Que Ella, cuyo mes vamos a comenzar esta semana, nos guíe y nos oriente en las diversas tareas que tenemos que hacer.

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