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domingo, 6 de abril de 2014

6 de abril de2014

Domingo

Anoche llovió un buen rato muy fuerte y luego se fue calmando de forma que por la mañana ya casi la cosa estaba seca, aunque se notaban bien los charcos y los regueros que el agua había abierto. Por lo menos los caminos estaban sin polvo, aunque sí tenían charcos, algunos de considerable tamaño.
       Fuimos a los pueblos, como cada domingo y hoy en el primero las cosas estaban preparadas y la gente a la hora. La recomendación de la semana pasada había surtido su efecto. Hubiera querido ir a visitarles durante la semana a ver qué se puede hacer, pues parecen interesados en hacer algo como comunidad. El lumbago me ha retenido de reposo en casa.
       En la vuelta el vehículo estaba lleno de gente. Siempre hay alguien dispuesto a viajar y aprovechar el desplazamiento. Algunos venían desde los pueblos a Tikonko a participar en la iglesia metodista.
       En el segundo pueblo la gente estaba esperando y las cosas más o menos dispuestas. Hemos hablado de cómo Jesús resucitando a Lázaro se presenta como resurrección y vida para nuestro momento actual y nos invita a vivirlo.
      A la vuelta otra vez el vehículo estaba lleno de gente dispuesta a viajar. Jos nos estaba esperando y sanos y salvos llegamos a casa, cansados y contentos de la mañana y del contacto con la gente.
       Por la tarde Jos se queda descansando, Tiene los efectos de la peregrinación de ayer y está demasiado cansado para otro trote esta tarde. Yo voy a Lembema y ya tengo la lista de los cristianos bautizados, a los que pienso visitar.
       El maestro del pueblo me presenta otra más numerosa y, después de haber rezado con los críos en la escuela, nos dedicamos, los adultos que estábamos presentes, a visitar a cada uno de los nombres que hay en la lista. Y la gente promete que el domingo que viene estarán con nosotros para rezar. Esperemos que así sea.
       Vuelto a casa, con la noche, encendemos el grupo electrógeno y es la invasión de las termitas. Hay por miles en todos los sitios y no hay manera de librarse de ellas. En vez de encender la luz de la habitación, he encendido la del lavabo, así no las tienes encima de ti y las desvías. El lavabo estaba tan lleno de cadáveres que se atascó…


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