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domingo, 13 de mayo de 2018

13 de Mayo de 2018

Domingo


Me levanto un poco más tarde, pero pronto salgo hacia los pueblos. Es por la noche y no recuerdo si había luz esta mañana… Puede que el día haya sido largo.

Como primera constatación veo que hay poca gente en la misa… Ayer fue la ceremonia de presentación del presidente en el estadio de deportes de la capital y hay muchos que se han desplazado. No sé si también los de los pueblos, pero por lo menos los de la ciudad sí que lo han hecho.

En Nagoyon tienen el reto de traer arena para rellenar y cuando voy por la tarde algo han hecho, pero queda aún un buen esfuerzo que hacer. Tenemos la misa fuera por cuestiones de que la iglesia está empantanada con el trabajo que se está haciendo.

Tenemos la misma experiencia en Tikonko donde además de ser pocos en número, llegan tarde. Les animo a participar en la oración de la mañana y en el rosario de la tarde y a rezar en casa preparando la venida del Espíritu.

En Towama hay también poca asistencia y les animo a hacer lo mismo, rezar personalmente y en las oraciones que hacen los diversos grupos de oración.

Cuando vuelvo a casa es más de la una y me tomo un plato de ensalada y un trozo de pescado, además de un mango que los hay muy buenos.

En cuanto acabo la siesta me voy a ver el trabajo de los albañiles y veo que trabajan bien, aunque me parezca un poco lento, pero vale más lento que mal. Estoy un rato con ellos, les animo en lo que hacen, me doy una vuelta por el pueblo y Daniel, que pensaba ir a ver al de la madera, me dice que la moto que le llevaba tiene problemas y como me parece que hay tiempo, le propongo ir a visitar el pueblo de la persona que me invitó ayer a venir.

La experiencia es interesante, estamos a bastantes kilómetros al interior, por camino que a veces es aceptable, pero con frecuencia deja que desear y tras un buen rato de marcha y haber dejado atrás tres pueblos, llegamos a “Sami”, ese es el nombre del pueblo. Nos reciben con interés, no se esperaban nuestra visita y tenemos un encuentro con los jefes del pueblo, que por lo que me comenta el catequista, están muy contentos con nuestra presencia. Les pedimos la lista de la gente dispuesta a venir a rezar y les prometemos que alguno irá viniendo de vez en cuando a rezar.

En el camino de vuelta me voy fijando en los sitios complicados para pasar, Hay dos puentecitos que les he fotografiado a la ida. Pero no sólo son los puentes, hay otros muchos sitios que durante las lluvias no será fácil el pasarlos. Veremos a ver cómo evolucionan las cosas. Por lo menos hemos rezado por ellos a la ida y a la vuelta y algo que me ha sorprendido que  cuando hemos comenzado la reunión han rezado los musulmanes y luego los cristianos, viendo que la convivencia de unos y otros en el pueblo es pacífica.

El tiempo se ha pasado y el camino es de los que llevan su tiempo, por lo que llegamos a Nagoyon muy tarde, pero por lo menos damos la unción de enfermos a una señora mayor que habíamos programado de hacerlo antes, pero la visita a Sami nos lo impidió. La señora está consciente y ha sido ella la que ha pedido la unción, que rodeada por algunos de la familia sigue en lo que puede entender, pues no sé bastante lengua local para hacer las cosas traduciendo desde el inglés.

Cuando acabo hablo un rato con los albañiles. Poco a poco les voy conociendo y apreciando el esfuerzo que hacen y, como la noche es clara, vemos un rato las estrellas, cosa de la que ignoran todo. Les sorprende que sepa orientarme por la noche y que conozca el nombre de algunas estrellas y después de un ratito de conversación, veo que es hora para volver a casa y siempre acompañado. Son más de las nueve cuando he vuelto y esta mañana salí a las cinco y media, muchas horas pasadas fuera, pero contento de lo vivido durante el día y del cansancio por la tarde y dando gracias a Dios en el día del aniversario de Fátima. Es a Ella a quien he encomendado la nueva posible presencia en Sami.


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