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lunes, 21 de mayo de 2018

21 de Mayo de 2018

Lunes


Comenzamos el tiempo ordinario, pero celebramos la fiesta de María madre de la Iglesia que el papa acaba de instituir. No hay mucha gente, pero es que se supone que los confirmando estarán en la catedral.

Después del desayuno tenemos reunión como cada semana. Varios temas, entre otros la fiesta de María Auxiliadora que celebraremos el jueves y la visita que voy  a hacer al obispo, que me recibe amablemente y que está preocupado porque tiene problemas para la obtención del visado para hacer la visita ad límina… Me da pena pensar la política que Europa está haciendo hacia los africanos… Que Dios nos perdone.

Visito el pozo de la guardería y me confirman que siguen teniendo agua y que todos están contentos con ello. Varias personas vienen a agradecerme el pozo del que disfrutan. Les digo que sólo soy el transmisor, que los que colaboran son los que merecen ser  tenidos en la memoria y rezar por ellos.

Después de comer voy a Nagoyon a ver el trabajo y les llevo unas bolsas de cal. Los albañiles están a punto de acabar el trabajo y queda encalar las paredes. En la pintura definitiva pensaremos más tarde. El trabajo es bueno en general, pero los acabados dejan bastante que desear, pero las cosas son así por aquí y tener paciencia también entra en las actitudes a reforzar.

Voy con Daniel a visitar a su madre, que está desmotivada de vivir y rezamos con ella. Hoy ha hecho gestos y movimientos, cosa que otros días no suele hacer.  El resto del tiempo lo paso saludando a unos y otros y acompañado por los críos antes de que vayamos a “Potehun” uno de los pueblos circundantes de la zona que no tienen carretera y que tienes que ir a pie.  El camino está limpio, nos lleva unos veinte minutos y en el pueblo bastantes críos me conocen porque me han visto en la escuela. Los adultos vienen a rezar, pero se les ve que no tienen costumbre de hacerlo.

Hay en el pueblo una capilla de los pentecostales, pero está semiderruida y descuidada de todo. Me dicen que el pastor se fue y las cosas se han ido deteriorando.

Tanto a la ida como a la vuelta me han acompañado el catequista y un cierto número de críos que en el pueblo han dirigido el rosario y en el camino también hemos rezado el rosario por los del pueblo.

En Nagoyon me cargan sacos de tapioca y los traigo a Bo, donde Daniel los va a comercializar. Es un servicio que suelo hacer siempre que puedo y en especial a los colaboradores de la causa de la iglesia.

Hay luz y conexión por lo que puedo ver las noticias y enviar algún mensaje.


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