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miércoles, 30 de mayo de 2018

30 de Mayo de 2018

Miércoles


Digo la misa en Madonna y nos encomendamos a san José por ser miércoles especialmente dedicado a este santo. Sigue habiendo un buen número de gente que participa en la misa.

Cuando vuelvo, desayuno y me voy con Mireia al trabajo de la finca. Han venido los de ayer, pero con una actitud muy diferente, hoy trabajan y están motivados. Seguimos plantando estacas y haciendo hoyos y plantando moringas. Voy a buscar otro viaje con la furgoneta  y estoy a la espera de que visite la escuela de Balei una señora que viene de América y lo hace cuando estoy acabando de comer, por lo que no tengo tiempo de echar la siesta y salgo a toda prisa hacia la escuela para encontrarme con ella. Tenía interés de ver si se podría colaborar en el trabajo, pero veo que las decisiones las tienen tomadas con respecto a lo que van a hacer y las ayudas a dar por lo que no hay mucho que rascar en cuestión de colaboración. Veremos si se puede llegar a algo concreto más adelante.

Seguimos en el trabajo de la finca, plantando moringas y voy a buscar el último viaje de plantones. En total nos falta poco para llegar a los cinco mil arbolitos traídos del semillero y esperemos que la cosa se arregle y vayan adelante con éxito.

Terminamos le trabajo antes de las cinco y hoy la gente está cansada del trabajo, pero también contentos y satisfechos de lo que han hecho y además les animo a pensar en lo que van a hacer en los espacios comunitarios de sus pueblos, iglesia, escuela… y en sus fincas particulares.

Traigo a Mireia hasta la entrada de la universidad donde encuentra una moto para venir a Bo y yo voy a llevar en un primer viaje a los que están más cercanos y luego voy con los de más lejos a Balei y en Nagoyon me paro para rezar con la madre de Daniel que ha perdido el deseo de vivir y se extingue lentamente.

Rezamos el rosario varias veces en el camino y al volver entro en la finca donde Daniel el fontanero está preparando leña para que le traiga en el vehículo. Hoy sí ha llenado la furgoneta y con leña de buena calidad.

En casa cenamos y unos ven la tale y yo hago la crónica. Hay luz del generador y refresca un poco porque ha llovido, que es la última cosa que le estaba pidiendo a Dios para nuestras plantas.

Estoy cansado del día, de no haber echado la siesta y me pongo a hacer la maleta, que mañana saldré pronto para la reunión que hay en Freetown de las comunidades de los salesianos en Sierra Leona.

 


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