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sábado, 14 de noviembre de 2015

14 de Noviembre de 2015

Sábado

  Stephen y el coci han ido a hacer una especie de trabajo social para recaudar fondos, algo a lo que la gente de aquí son bastante aficionados. Yo rezo y desayuno y me pongo a estudiar un rato antes de pensar en llamar al mecánico para ver qué ha sido del coche.
        Voy a ver al mecánico y el coche está en el garaje, pero el mecánico ha ido de viaje a la capital a buscar piezas, lo que me hace pensar que el trabajo del coche va a ser para más tarde.
      Voy a la reunión de propaganda para el lanzamiento de la radio diocesana y me llama la atención el montaje que se han organizado y cómo son hábiles para sacar fondos, y al mismo tiempo me encuentro con el salesiano que estaba ayer conmigo que ha tenido que esperar para reunirse con el obispo a después de lo de la radio.
       Tenemos el encuentro con el obispo y quedamos que cuando venga el provincial decidirá lo que se pueda hacer y mientras llega, a finales de mes, haremos lo que mejor podamos las cosas de la parroquia. Esta semana yo diré las misas de la mañana en la parroquia y el domingo vendrá un cura desde la capital para decirlas mientras yo estaré en los pueblos.
       Vengo a comer bastante tarde, Edwin sale incluso sin comer hacia la capital y yo después de un rato de siesta voy a la reunión de los pueblos. Es toda una aventura el encontrar una moto que me quiera llevar, pues hay un puesto de control y no tienen los papeles en regla y tienen que pagar mordida. Al final el que se decide a llevarme, mientras vamos de camino me pregunta por lo del paso de  control de la poli y le digo que no se preocupe, que si tiene problemas ya trataré yo de intervenir, pero pasamos sin dificultad.
      Llegamos al puente y a pesar de que levanté los pies lo que pude, el agua llegó también arriba, pero sin mayores consecuencias, lo que nos permitió llegar a destino sin dificultades especiales y saludar a la gente, en particular a los niños que siempre que llego es una alegría para ellos y me vienen a saludar corriendo.
       Como tenía tiempo, me di una vuelta por el cementerio, que está un poco alejado y recé ante las tumbas de Ann y de los otros. Iba acompañado por los niños y esto lo veían como la cosa más natural y es que aquí la muerte es una experiencia cercana a todos.
        La reunión de las parejas hoy ha sido muy agradable, pues ves la apertura que tienen hacia Dios y la fe que viven y le he dado gracias a Dios por el testimonio que dan y le he pedido que me dé un poco de esa fe que las parejas tienen. Cuando les hablaba de si estaban dispuestos a seguir a Jesús si les venía a buscar, uno me dijo que cada semana se preparan para ello y que por eso están dispuestos. Yo les hacía ver cómo había cambiado la vida de todos nosotros en el tiempo que llevamos haciendo las reuniones y todos estábamos de acuerdo de que es una realidad que todos palpamos y que tenemos que agradecer a Dios.
      Después tuve un rato de encuentro con los maestros de la escuela. Hablamos de mi visita del jueves y en la que ellos  no estaban. Les hice ver que un maestro no debe ausentarse nunca de la clase y nunca los alumnos deben irse a casa en horas de clase. Es algo que les explicas, pero es una costumbre tan arraigada que… Poco a poco esperemos vaya cambiando. Por lo menos acabamos contentos de la conversación y trataré de seguirles de cerca para que los alumnos tengan lo mejor que podamos darles en la escuela.
       La vuelta fue también sin dificultad y el que hizo el viaje ha quedado de venir a buscarme también para hacer lo mismo mañana. Esperemos que no llueva…
       Cuando estamos en casa preparando las oraciones de la tarde, llega Sergei, el salesiano que está en Lungi y que viene para decir la misa en la parroquia mañana. Le acogemos como mejor podemos y después de hablar un buen rato, se va a descansar, pues ha conducido largo tiempo.

      Como hoy hay conexión, aprovecho para leer las noticias y lo primero que encuentro es lo de París, lo que me hace escribir un par de correos a los amigos que residen allí y  también logro hablar por skype con José Mari, el que nos prepara los contenedores. Para los dos es una gran alegría y estamos contentos de la comunicación.  

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