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miércoles, 18 de noviembre de 2015

18 Noviembre de 2015

Miércoles

Seguimos con la rutina de la misa en la parroquia. Hoy hay un grupo de estudiantes que mañana van a tener exámenes y se presentan a la misa para que se rece por ellos. Es una costumbre de por aquí y está bastante arraigada. También viene alguien que celebra su cumpleaños.
        Después del desayuno estudio un rato y mientras Samuel anda buscando formas, pues parece que no hay en el país, me voy a ver al mecánico. Todavía paso un buen rato en el taller rematando detalles que se habían quedado sueltos, y es que en un vehículo que anda por las pistas, cualquier cosa puede pasar y siempre hay tornillos que apretar.
        Después me voy a Mattru, el sitio en el que hay un señor muy mayor y enfermo. Estoy un rato con él. Está solo en casa, la puerta abierta, y está durmiendo… Su esposa ha ido a hacer algún recado. Luego hablo con el maestro, que es también catequista y animador de la oración. Hay bastantes cosas que organizar y enderezar en la comunidad cristiana y habrá que ver lo que se puede hacer con paciencia.
        Voy seguidamente a clase con el maestro que he encontrado en la uni, pero parece que tiene demasiado trabajo, que no logro encontrarle. Cuando me vuelco en el camino me llama por teléfono, pero para mí es hora de pensar en la comida y el trabajo que tengo por la tarde.
      Me avisan de que no puede haber misa en la uni, pues han puesto un examen en ese momento y así aprovecho para visitar a la monja que los domingos me ayuda a llevar la comunión a los enfermos y después me reúno un momento con el que lidera la comunidad y hablamos de su matrimonio, algo que llevamos preparando largo tiempo y que aún no ha hecho y a lo que les animo, pues tanto él como su señora son dos personas encantadoras. Estamos hablando un rato y veo que están muy serios, por lo que les digo que no he venido en plan serio, sino pensando que su vida va a cambiar mucho y que será una fiesta, por lo menos acabamos sonriendo.
         Me doy un vuelta por algunos lugares del pueblo mientras Samuel está visitando a gente en la universidad, y me encuentro con el panorama de cada semana, una esquina en la que la  gente joven  fuma y bebe y se emporra… No sé qué se podrá hacer con tanto elemento sin mayores esperanzas ni ideales. Pero por lo menos se alegran de verme y del tiempo que estoy conversando con ellos. Y la sugerencia amistosa siempre la tienen, y quizás por eso se alegran de verme…
        En casa rezamos y Samuel se va a un encuentro de oración que tienen los espiritanos  en  una parroquia nueva que se está creando a las afueras de la ciudad.

Sigue haciendo calor y me he puesto a la sombra del ventilador, pero es lo mismo, seguimos sudando y a la espera de la descarga de la lluvia.

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