Salgo temprano,
antes de las seis para los pueblos. Los demás duermen todavía, pues sus labores
comienzan más tarde. El día es claro y el calor se promete, pues desde por la
mañana estamos sudando.
En el
primer pueblo ha habido una celebración por un muerto el sábado por la noche y
se nota la dificultad de la gente que se ha pasado la noche de fiesta, a la hora
de seguir la misa, además de que el número es bastante más bajo. La reflexión es
en torno a si estamos preparados para acoger a Jesús y, por lo menos de palabra,
me dicen que sí.
En el pueblo
siguiente las cosas se van mejorando un poco. Hoy hay más gente y algunos me son
caras nuevas. Les sigo animando en el empeño de hacer que la comunidad crezca y
parece que están interesados en lo que les digo. Por lo menos hay intentos de
juntarse para rezar y para hacer catecismo. Veremos a ver hasta donde
llegamos.
En el tercer
pueblo el personal está un tanto
rezagado y a la hora de empezar van llegando los que faltan. No hay gran número,
pero la iglesia, aunque pequeña, está llena y tengo la sensación de que hay
gente nueva entre los fieles. Después sabré que son gente que vienen de Lunsar y
están de paso. Para el resto nada especial que señalar.
En casa me tomo
un plato de arroz y una tajada de pescado de lo que nos han dado en los pueblos
y luego me echo un rato la siesta mientras Samuel y Seguei van a decir la misa a
un grupo de estudiantes en la uni.
Cuando
vuelven me voy a Mattru y lo primero que me hacen saber es que ha fallecido el
jefe del pueblo, aunque era el jefe, residía Bo, y no creo que fuera por gusto,
pues por lo que me han contado, se desplazó a la ciudad durante la guerra y
luego nunca quiso volver a su
terreno.
Con
este panorama, muchos han ido a Bo a visitar a la familia del finado (dar el
pésame y decir el último adiós a los que le conocían, lo que hace que pensar en
la oración, sea cosa de otro día, no de hoy.
Me entero
que la velada fúnebre será el miércoles y visito al cura de la parroquia con
quien quedamos de encontrarnos en la oración por el muerto el miércoles en la
casa que conservaba en el pueblo.
Los
chicos del basket que han venido con Serguei están de despedida y lo hacemos
cenando juntos y con algunos intercambios de opiniones. Parecen encantados de la
estancia y nosotros estamos también encantados con ellos. Después de cenar y
tomarse un rato de reposo, salen a dar una vuelta para conocer la ciudad y
Samuel les acompaña.
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