Voy a decir la
misa a la parroquia. Hace buen día y hay un buen número de asistentes.
Escuchamos el evangelio del ciego que le pide no una limosna, sino un milagro a
Jesús y les animo a que durante el día pidamos un milagro a Jesús… Y no sé si al
final no me ha tocado pedirlo, pues tenemos serios problemas para conseguir una
máquina de hacer formas y a ver si nos sale de
milagro…
Me pongo a
estudiar y a hora prudencial contacto con el mecánico que viene a casa y me presenta los daños
del vehículo y lo que piensa hacer para repararlo. Hay piezas, componentes
electrónicos, que conseguirá de otros vehículos desechados y que se compromete a
hacerlo en dos días a un módico
precio de una millonada, pero la realidad es que un vehículo es lo más caro que
tienes y las averías disparan todos los presupuestos… Y a ver si
funciona.
Me
paso el resto de la mañana en el estudio si no es porque llamo al que me cambia
el dinero y me lo trae la moneda local
a casa. También hablo con Samuel que me dice que vendrá hoy y acabaremos
siendo comunidad…
Por la
tarde sigo leyendo y estudiando a la espera de que el vehículo esté disponible y
podamos pensar en viajar a los pueblos.
Hay
conexión y he escrito unos cuantos correos. Mantener la comunicación es
fundamental en nuestra situación y cuando no la hay te sientes fuera de la
circulación; pero cuando eso llega, pues aguantar y esperar a que cambie el
tiempo y a mal tiempo, buena cara…
Samuel viene con
catarro y está cansado. Ha traído un avance de programa de la visita del Rector
Mayor y creo que tendremos tiempo de estudiar lo que se ha
propuesto.
No ha llovido y el calor y la humedad se hacen sentir y sudamos lo que
queremos y más y a ello hay que acostumbrarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario