Seguimos con la
misa en la parroquia y a la salida me entretengo un momento con una monja a la
que le ha llamado la atención el que haya hecho una parte d la misa en lengua local. Ella lleva largo
tiempo aquí y no se ha tomado mucho interés por la lengua, pero me dice que a
partir de ahora piensa volver otra vez a dedicarle
tiempo.
También
está un maestro de Cassama, el pueblo al que voy los viernes, que me pide si
esta tarde le puedo llevar cosas en el vehículo y le cito para las dos y media y
juntos venimos a casa para que nos podamos ver aquí y que sepa venir sin
problemas.
Paso la mañana
dedicada al estudio y preparación de cosas para el domingo y, como tenemos
electricidad y conexión, también envío unos cuantos correos relativos a la
preparación del contenedor y las cosas que se van a meter en él.
Después de la siesta
ya me está esperando el maestro y vamos a su casa para cargar unos muebles y
también hay quien se apunta al viaje, sus hijos y algunos más del pueblo que
aprovechan para ir el fin de semana. Entre muebles y los que viajean, estamos
llenos, de forma que hoy las paradas para recoger gente no las hacemos porque no
hay sitio, no porque no haya candidatos en el trayecto.
Llegamos sin
novedad a destino y lo que sí pasa es que a las parejas les cuesta cada vez más
llegar a tiempo. Después de un rato de reunión con ellos, me doy cuenta de que
se está dejando de rezar entre ellos y que no van a rezar con otros. Esto me
hace darles un aviso en plan de decirles que si me quieren ver con ellos se
tienen que tomar en serio la reunión y el rezo en común, además de las visitas a
otras parejas, cosa que me prometen solemnemente y que espero que sea cierto,
pues he visto que en los testimonios que dan no hablan de nada que tengan en
común, lo que les hago ver y les pido que la semana que viene esto debe haber
cambiado.
Emprendo el
viaje de vuelta con escala en Gbalehun, donde hay un grupo que han estado
preparando el campo de fútbol que está al lado de la escuela y la iglesia y poco
a poco se van juntando los que vienen a rezar, los adultos poco numerosos, pero
aprovecho para invitarles a rezar las parejas juntas, cosa que después de varios
circunloquios, acaban diciendo que ya es algo que han hecho, pero que finalmente
lo han dejado, pero me prometen que lo van a volver a comenzar, cosa que les
digo que lo voy a comprobar la semana que viene.
Para la vuelta,
ya de noche, no hay mayor inconveniente. El camino es largo por su mal estado,
pero se puede tener paciencia. En casa está Samuel esperando que ha vuelto de la
reunión de la capital y me dice que se va a dormir, que está cansado y que
mañana hablaremos.
Después de
cenar tengo un buen rato de catecismo con Stephen y sigo viendo lo poco que
conoce de muchas cuestiones religiosas, incluso palabras que busca en el
diccionario que me parecen bastante corrientes, pero el problema que tienen aquí
es que como el criollo es fácil, todos hablan criollo, pero a la hora de
utilizar el inglés, en cuanto algo sale de lo normal, no conocen los
términos.
Durante el rato
que estaba con el catecismo también tenía el skype encendido y tuve la suerte de
contactar con Manolita, mi hermana que está en California, donde acababa de
comer y se iba a descansar un rato, ya que había cuidado los nietos durante la
mañana.
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