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viernes, 20 de noviembre de 2015

20 Noviembre de 2015

Jueves

Seguimos con la misa en la parroquia y a la salida me entretengo un momento con una monja a la que le ha llamado la atención el que haya hecho una parte d la  misa en lengua local. Ella lleva largo tiempo aquí y no se ha tomado mucho interés por la lengua, pero me dice que a partir de ahora piensa volver otra vez a dedicarle tiempo.
       También está un maestro de Cassama, el pueblo al que voy los viernes, que me pide si esta tarde le puedo llevar cosas en el vehículo y le cito para las dos y media y juntos venimos a casa para que nos podamos ver aquí y que sepa venir sin problemas.
      Paso la mañana dedicada al estudio y preparación de cosas para el domingo y, como tenemos electricidad y conexión, también envío unos cuantos correos relativos a la preparación del contenedor y las cosas que se van a meter en él.
     Después de la siesta ya me está esperando el maestro y vamos a su casa para cargar unos muebles y también hay quien se apunta al viaje, sus hijos y algunos más del pueblo que aprovechan para ir el fin de semana. Entre muebles y los que viajean, estamos llenos, de forma que hoy las paradas para recoger gente no las hacemos porque no hay sitio, no porque no haya candidatos en el trayecto.
      Llegamos sin novedad a destino y lo que sí pasa es que a las parejas les cuesta cada vez más llegar a tiempo. Después de un rato de reunión con ellos, me doy cuenta de que se está dejando de rezar entre ellos y que no van a rezar con otros. Esto me hace darles un aviso en plan de decirles que si me quieren ver con ellos se tienen que tomar en serio la reunión y el rezo en común, además de las visitas a otras parejas, cosa que me prometen solemnemente y que espero que sea cierto, pues he visto que en los testimonios que dan no hablan de nada que tengan en común, lo que les hago ver y les pido que la semana que viene esto debe haber cambiado.
      Emprendo el viaje de vuelta con escala en Gbalehun, donde hay un grupo que han estado preparando el campo de fútbol que está al lado de la escuela y la iglesia y poco a poco se van juntando los que vienen a rezar, los adultos poco numerosos, pero aprovecho para invitarles a rezar las parejas juntas, cosa que después de varios circunloquios, acaban diciendo que ya es algo que han hecho, pero que finalmente lo han dejado, pero me prometen que lo van a volver a comenzar, cosa que les digo que lo voy a comprobar la semana que viene.
      Para la vuelta, ya de noche, no hay mayor inconveniente. El camino es largo por su mal estado, pero se puede tener paciencia. En casa está Samuel esperando que ha vuelto de la reunión de la capital y me dice que se va a dormir, que está cansado y que mañana hablaremos.
       Después de cenar tengo un buen rato de catecismo con Stephen y sigo viendo lo poco que conoce de muchas cuestiones religiosas, incluso palabras que busca en el diccionario que me parecen bastante corrientes, pero el problema que tienen aquí es que como el criollo es fácil, todos hablan criollo, pero a la hora de utilizar el inglés, en cuanto algo sale de lo normal, no conocen los términos.

      Durante el rato que estaba con el catecismo también tenía el skype encendido y tuve la suerte de contactar con Manolita, mi hermana que está en California, donde acababa de comer y se iba a descansar un rato, ya que había cuidado los nietos durante la mañana.

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