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viernes, 27 de noviembre de 2015

27 de Noviembre de 2015

Viernes

En la misa de la mañana hago un trozo en lengua local y hoy han reaccionado mucho mejor que la semana pasada que les pillé de improviso. Ya se hacen a la idea de oírme decir oraciones en su lengua, cosa que antes no se esperaban y les faltó la reacción.
       Después de la misa y el desayuno, salimos juntos hacia Balei a visitar la escuela en la que hoy acaban los exámenes y queremos ver lo que van a hacer la semana siguiente, que será de preparar la fiesta que van a tener el jueves, donde habrá juegos y Samuel estará presente en la animación y el viernes, que habrá reunión de padres de alumnos y entrega de notas y trataremos de animarles a que envíen los hijos a la escuela.
    El calor se hace notar y seguimos sudando lo que queremos y el polvo en la pista es cada vez más intenso con lo que empiezo a utilizar máscara para no respirar tanto  polvo, pues los catarros y las toses vienen por respirar el polvo.     
       Comemos juntos y esperamos a Seguei, el salesiano que viene con un grupo de jóvenes que juegan a cesto, pero que llegan con retraso y ya me pilan en la siesta, pues salgo pronto hacia los pueblos.  
       El grupo que ha venido está comiendo cuando salgo para ir a los pueblos. Nos saludamos les deseo buena estancia y voy a Tikonko, donde me encuentro a varios de las parejas que han venido a cargar la batería del teléfono. Les llevo a buscar a las mujeres que están en el pueblo y juntos emprendemos rumbo hacia Cassama. El camino deja bastante que desear y el recorrerlo se hace largo. El que las parejas de varios pueblos se junten tiene efectos positivos en animar a los otros a hacer lo mismo que ellos hacen y hacerlo bien hecho y creo que hoy se han dado cuenta de esto por las varias veces que se lo han repetido. Esperemos que surta sus efectos.
       Se nota una diferencia marcada entre las parejas de un pueblo y de otro, pero también los efectos del tiempo son a tener en cuenta, pues con unos llevo encontrándome dos años y con los otros apenas seis meses.
      En Gbalehun no hay mucha gente y los maestros  han ido a otro pueblo a seguir una ceremonia tradicional. Lo de rezar en pareja de la semana pasada apenas si se acuerdan de lo que les dije y menos lo han hecho, así que con el testimonio de las parejas que me han acompañado y que ahora están de vuelta, aprovecho para insistirles de nuevo en el tema.

      La vuelta a casa es larga, pues tengo que llevar a las parejas a su pueblo y eso lleva su tiempo. Cuando llego a casa los que nos  han visitado con Seguei ya han acabado de cenar y están lavando los platos. Ceno y empiezo a escribir la crónica, pues no quiero que se me acumulen las cosas y luego no tenga tiempo para contarlas o el olvido haga su efecto.

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