La misa en
la parroquia, el desayuno y el estudio, interrumpido por las visitas de los que
me viene para consultar a cuenta del catecismo que están haciendo y de un rato
de intercambio con Samuel sobre su viaje.
Por la tarde
seguimos en la misma tónica, pues la falta del vehículo no nos permite pensar en
ningún desplazamiento. He llamado al mecánico y me ha prometido venir esta
tarde, pero la realidad es que se presenta bien oscurecido. Y por lo menos
estamos contentos de poder pensar en desplazarnos
mañana.
Seguimos
sin lluvia y seguimos sudando por cualquier cosa, pero se pued
vivir.
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