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lunes, 2 de noviembre de 2015

2 de Noviembre de 2015

Lunes

Ha llovido varias veces durante la noche, pero por la mañana el ambiente está calmado y el suelo seco. Me levanto temprano y voy a rezar con los estudiantes a la universidad, pero la realidad es que hoy nadie aparece. Espero pacientemente y me pongo en contacto con la monja y juntos vamos a Tikonko, donde nos esperan para la misa, aunque eso de nos esperan es un decir pues cuando llegamos cerca de la iglesia nadie está por allí.
      Después de dar un poco de tiempo, vamos hacia el cementerio, que está muy cerca de la casa del jefe y allí vemos que tienen las cosas preparadas para la misa. Vendremos en procesión desde la iglesia. Hay una tirada, pero es factible, y hacerse ver en procesión por el pueblo es interesante de vez en cuando.
         Para la hora prevista han ido llegando algunos feligreses. Otros se han unido a lo largo de la procesión y al final somos unos ochenta. La misa transcurre por los cauces normales y al final hay una aspersión de agua bendita sobre las tumbas, en la que todos quieren participar, comenzando por el jefe.
      Con la misa y las ceremonias del cementerio terminadas, me vuelvo con la monja hacia la universidad, pues tiene una clase y no quiere llegar tarde. Leo y estudio un rato antes de comer y por la tarde sigo haciendo lo mismo, pues preparar las lecturas del domingo es algo que suelo hacer desde el lunes, de forma que me vaya acostumbrando a la lectura del evangelio en la lengua local para que la gente me pueda entender.

       Estamos a media luz. Se ha acabado el crédito en uno de los dos edificios y mañana habrá  que pagar para poder seguir disfrutando de los ratos de luz que solemos tener. Te puedes quejar de ellos, pero encender un generador resulta cinco veces más caro que la luz de la ciudad y lo encendemos cuando no tenemos otra posibilidad.

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