Voy temprano para decir la misa y me encuentro con el cura párroco que
quiere participar. Está tratando de llegar a la iglesia y le ayudo, pues camina
con dificultad. Tiene motivos: Hoy es su treinta y ocho aniversario de
ordenación y lo quiere celebrar en la misa.
Le ayudo
en todo lo que puede hacer y en lo que no puede se lo hago yo. La misa resulta
agradable y al final se le canta una canción de acción de gracias. Creo que ha
sido una cosa sencilla, pero emotiva y la gente ha participado bien
contenta.
En el desayuno tratamos de
planificar lo que hay que hacer y lo primero es que venga el electricista y nos
repare el problema que tenemos, cosa que acaba haciendo. Luego dedico un rato a
estudiar y preparar la lectura del evangelio en mende y seguimos organizando
cosas y haciendo listas de necesidades para reparar y dejar la casa en forma
para los que van a venir a ocuparla y a la vez previendo también lo que
tendremos que ver allí donde vamos.
Las fiestas se acercan y siempre hay quien viene a pedirte dinero para
celebrarlo, cosa que tengo que tener muy en cuenta y ver lo que se hace. Por lo
general hay una cáritas en la parroquia y es desde ella desde donde se dan
ayudas, de forma que el cura no es quien decide sobre estos casos, sino gente
que sabe y entiende y puede ser mucho más objetiva a la hora de tomar ciertas
decisiones.
Salimos
hacia los pueblos y como cada viernes nos toca Cassama, el pueblo más alejado.
Hacemos el recorrido sin dificultad, dejamos a Samuel en Gbalehun y seguimos hasta Cassama donde hay poca
gente. Ha habido algo en Bo y muchos han venido al evento, y pocos estaban
presentes. Con ellos hemos discutido la situación y me han dicho que no venga el
próximo viernes que no encontraré a la gente tampoco. Por lo menos ya es algo
positivo, el que me avisen de que no van a estar… Y aunque sea el día de
Navidad, me hace ver que treinta años de no presencia del cura, hacen que sigan
siendo paganos en muchas cosas y eso no se arregla de la noche a la mañana y
tengo que ser paciente con ellos, aunque les pida estar presentes cuando
venga.
A la
vuelta, de nuevo tengo problemas con el vehículo y nos deja en el camino. Por
suerte encuentro una moto que me trae y busco al mecánico que me promete que me
traerá el vehículo y la gente a casa, cosa que creo que ha hecho pero no estoy
seguro, pues el teléfono no funciona y no sé qué hacer.
Algo parecido me ha pasado con Samuel, pues le vi en el pueblo, quedamos
de acuerdo que cuando acabara la oración vendría en una moto, pero el retraso
fue grande… No encontraba moto y no había forma de poder llegar y el teléfono
estaba sin baterías y por lo menos llegó, cansado y polvoriento, lo mismo que me
había pasado a mí, pero una ducha siempre es la buena solución. Cenó y se fue a
la cama, pues estaba muerto del viaje.
Yo estuve tratando de localizarle, al mismo tiempo que hablaba con los
que mañana van a cargar el contenedor y trataba de localizar a Andreas que no
tenía conexión durante todo el día, cosa que también se solucionó a última hora…
Por lo menos las cosas van saliendo.
He llamado
de nuevo al mecánico, pero no me responde la llamada. Imagino que todo haya
salido bien y esperemos a ver mañana la continuación. Y mientras escribo estoy
controlando cómo el depósito del agua se va llenando, pues es a esta hora que la
electricidad es un poco más potente y puede mover bien el motor del
pozo.
Creo
que esta mañana agradecíamos en la misa el aniversario de la ordenación del
vicario del obispo, pero si miramos a lo largo del día, tengo que dar las
gracias a Dios por todo lo que ha hecho con nosotros durante la jornada,
especialmente su protección en los caminos.
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