Vamos a misa a
la parroquia y celebramos san Francisco Javier, pero más para pedirle que nos
ayude a ser misioneros que por lo que hayamos hecho hasta ahora. Por lo menos ha
habido alguien que ha traído a otro a la misa y cuando le presenta los dos están
encantados. Yo también presento a Coco que ha venido a la misa con nosotros y
animo a los demás a hacer mañana lo mismo. Pienso que poco a poco las cosas
pueden ir cambiando.
Preparamos las cosas y vamos a ir a la escuela de Balei. Hoy tienen
fiesta y Samuel va a animar algunos juegos mientras Coco y yo hacemos las
encuestas a los profesores. Ya sé las respuestas a muchas de las preguntas, pero
lo interesante es ver lo que responden y cómo responden. Hay buen ambiente y la
fiesta, que la han llevado a un sitio lejos de la escuela, se desarrolla muy
bien, pues es un lugar fresco y a la sombra, que es muy
agradable.
Nos
dan la noticia de que ha muerto el padre del Paul, que llevaba tiempo enfermo. A
la vuelta de la escuela pasamos a saludar a la familia. El cuerpo le han llevado
a la morga y es posible que lo entierren el lunes.
Después de comer y
descansar un rato, Coco y Samuel tratan de poner en limpio los datos que han
obtenido en la escuela y Antonio va a Mattru donde han enterrado al jefe y la
gente está volviendo del entierro, pero como ha habido comida posterior, se nota
que están contentos y algunos han cargado más de lo
necesario.
Visito la tumba
que está cercana a la casa, un espacio reservado para enterrar a los jefes, y
rezo un rato, mientras oigo el murmullo de los que quedan todavía que no se han
ido y los que ponen en orden lo que se había
movilizado.
También
aprovecho para visitar a los enfermos y rezar con ellos. Me sorprende el cariño
con que me reciben los enfermos en casa y la fe con la que rezamos juntos por su
salud. Les prometo que lo seguiré haciendo cada día y me lo
agradecen.
Dando la vuelta
a las diversas zonas, paso por la iglesia en construcción y el campo de fútbol
de la escuela donde juegan unos cuantos chavales y a la vuelta siempre hay
alguien que se apunta a viajar. Esta vez los que viajaban no estaban muy
cargados, o por lo menos no lo noté mucho.
En casa Samuel y
Coco han trabajado para poner en limpio los datos obtenido en la escuela por la
mañana y están satisfechos del trabajo realizado.
En casa
cenamos y rezamos, y trato de hacer la crónica, pues aunque tenemos luz,
seguimos sin conexión y mientras estoy haciéndolo, aparecen Paul, que ha perdido
a su padre, acompañado de Edwin y Daniel, los salesianos que vienen de la
capital y que también visitan a sus familias. Daniel duerme en casa con nosotros
y los otros van donde su familia.
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