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jueves, 3 de diciembre de 2015

3 de Diciembre de 2014

Jueves

Vamos a misa a la parroquia y celebramos san Francisco Javier, pero más para pedirle que nos ayude a ser misioneros que por lo que hayamos hecho hasta ahora. Por lo menos ha habido alguien que ha traído a otro a la misa y cuando le presenta los dos están encantados. Yo también presento a Coco que ha venido a la misa con nosotros y animo a los demás a hacer mañana lo mismo. Pienso que poco a poco las cosas pueden ir cambiando.
        Preparamos las cosas y vamos a ir a la escuela de Balei. Hoy tienen fiesta y Samuel va a animar algunos juegos mientras Coco y yo hacemos las encuestas a los profesores. Ya sé las respuestas a muchas de las preguntas, pero lo interesante es ver lo que responden y cómo responden. Hay buen ambiente y la fiesta, que la han llevado a un sitio lejos de la escuela, se desarrolla muy bien, pues es un lugar fresco y a la sombra, que es muy agradable.
        Nos dan la noticia de que ha muerto el padre del Paul, que llevaba tiempo enfermo. A la vuelta de la escuela pasamos a saludar a la familia. El cuerpo le han llevado a la morga y es posible que lo entierren el lunes.
     Después de comer y descansar un rato, Coco y Samuel tratan de poner en limpio los datos que han obtenido en la escuela y Antonio va a Mattru donde han enterrado al jefe y la gente está volviendo del entierro, pero como ha habido comida posterior, se nota que están contentos y algunos han cargado más de lo necesario.
      Visito la tumba que está cercana a la casa, un espacio reservado para enterrar a los jefes, y rezo un rato, mientras oigo el murmullo de los que quedan todavía que no se han ido y los que ponen en orden lo que se había movilizado.
      También aprovecho para visitar a los enfermos y rezar con ellos. Me sorprende el cariño con que me reciben los enfermos en casa y la fe con la que rezamos juntos por su salud. Les prometo que lo seguiré haciendo cada día y me lo agradecen.
      Dando la vuelta a las diversas zonas, paso por la iglesia en construcción y el campo de fútbol de la escuela donde juegan unos cuantos chavales y a la vuelta siempre hay alguien que se apunta a viajar. Esta vez los que viajaban no estaban muy cargados, o por lo menos no lo noté mucho.
      En casa Samuel y Coco han trabajado para poner en limpio los datos obtenido en la escuela por la mañana y están satisfechos del trabajo realizado.

       En casa cenamos y rezamos, y trato de hacer la crónica, pues aunque tenemos luz, seguimos sin conexión y mientras estoy haciéndolo, aparecen Paul, que ha perdido a su padre, acompañado de Edwin y Daniel, los salesianos que vienen de la capital y que también visitan a sus familias. Daniel duerme en casa con nosotros y los otros van donde su familia.

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