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miércoles, 23 de diciembre de 2015

23 de Diembre de 2015

Miércoles

  Hoy me he despertado un poco más temprano y he estado rezando un rato en la capilla. He pensado en tanta gente a quien prometo rezar por ellos, en tantos que piensan en nosotros y nos ayudan, en tantos que viven nuestra aventura… Por todos he pedido y le he dado las gracias a Dios por tanta gente buena que hay por el mundo.
       Para la misa también ha estado Salomón y después también ha venido a casa Paul. Es una alegría el que vengan y compartamos un rato. Paul me ha acompañado a visitar al párroco de otra parroquia y hemos estado hablando un buen rato de las escuelas que tenemos entre manos. Me han dado indicaciones interesantes al respecto y documentos para leer que espero que me sean útiles para hacer que los niños vayan a la escuela.
      También esta mañana hemos comenzado el trasiego de cosas desde la parroquia para nuestra casa, pues cuando acabamos la misa el vehículo estaba lleno de enseres que trajimos y al mismo tiempo comenzamos nosotros a llevar cosas. Esto se seguirá cada vez que tengamos ocasión.
      Después de estudiar un rato, me he acordado que hay una misa en la parroquia y que va a venir a presidirla el obispo. Me presento por allí un rato antes y todavía están celebrando un funeral, con lo que toca esperar para la siguiente misa, que comienza con un cierto retraso, es una celebración del aniversario de boda, treinta años, de una pareja que son de aquí, pero que viven en Estados Unidos y que han venido a celebrarlo con la familia. Es una costumbre que tienen aquí y que cada año por estas fechas, estas celebraciones son moneda corriente, sobre todo en la capital.
         El obispo me invita a acompañarle y estoy a su lado en la celebración, y contento de la experiencia y del rato de rezar con los participantes que si al principio no eran muchos, al final acaban casi en los doscientos.
       Un rato más tarde vuelvo a la iglesia y ahora se trata de las confesiones. La verdad es que no hay mucha gente, pero por lo menos me permite estar un buen rato en la iglesia y rezar, lo mismo que esta mañana por amigos, conocidos, bienhechores y pedirle a Jesús que venga para todos y cada uno de los humanos que le necesitamos.
         Estoy con otros dos salesianos curas que me acompañan porque están aquí de vacaciones y, como no hay mucha gente, les dejo en su trabajo y me voy a Towama, el pueblo al que suelo ir cada miércoles y es que hay una pareja que se está preparando para el matrimonio. Son mayores, pero es algo que no comprendo por qué no se han casado antes… Les sigo de cerca, rezamos juntos y les animo a que se decidan, pues no hay mucho que pensar para los que han vivido largos años juntos y de lo que se trata es de arreglar una situación que a veces les cuesta decidirse a hacerlo.
         Les hablo de la diferencia que van a notar ellos en su vida y de la reacción que va a tener la comunidad en la que rezan y creo que les llama la atención verme animándoles, pues es seguro que no han tenido otro cura cercano que les diga lo mismo. Y es que casarse es un serio problema económico, pues hay que invitar a todo el que se presente y, es seguro que aquí se presentarán muchos. Pero también esto lo tengo previsto, pues el arroz lo podré yo y se lo daré a los diferentes grupos de la iglesia y cada uno gestionará una cantidad de forma que todos colaboren y ninguno tenga que hacer frente solo a un gasto imposible.
         Esto me resulta muy importante, pues en cuanto se haga la primera vez, luego los otros casos irán viniendo, pues si se preparan las cosas por grupos y se come en la iglesia, nadie va a venir a la casa después a importunarles y, creo que es la forma de que lo vean una vez y después se hará algo normal. Y esto es algo que ya he hecho en otros sitios con buenos resultados.

         También hoy hemos tenido la noticia de que tenemos nuevo provincial en la persona del que hasta ahora estaba encargado de la delegación de Nigeria, el Padre Michael, un Salesiano originario de la India y del que tengo muy buenas referencias. Demos gracias a Dios también por esto, que es una auténtica gracia.

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