Hoy me he
despertado un poco más temprano y he estado rezando un rato en la capilla. He
pensado en tanta gente a quien prometo rezar por ellos, en tantos que piensan en
nosotros y nos ayudan, en tantos que viven nuestra aventura… Por todos he pedido
y le he dado las gracias a Dios por tanta gente buena que hay por el
mundo.
Para la
misa también ha estado Salomón y después también ha venido a casa Paul. Es una
alegría el que vengan y compartamos un rato. Paul me ha acompañado a visitar al
párroco de otra parroquia y hemos estado hablando un buen rato de las escuelas
que tenemos entre manos. Me han dado indicaciones interesantes al respecto y
documentos para leer que espero que me sean útiles para hacer que los niños
vayan a la escuela.
También esta mañana hemos comenzado el trasiego de cosas desde la
parroquia para nuestra casa, pues cuando acabamos la misa el vehículo estaba
lleno de enseres que trajimos y al mismo tiempo comenzamos nosotros a llevar
cosas. Esto se seguirá cada vez que tengamos ocasión.
Después de estudiar un rato, me he acordado que hay una misa en la
parroquia y que va a venir a presidirla el obispo. Me presento por allí un rato
antes y todavía están celebrando un funeral, con lo que toca esperar para la
siguiente misa, que comienza con un cierto retraso, es una celebración del
aniversario de boda, treinta años, de una pareja que son de aquí, pero que viven
en Estados Unidos y que han venido a celebrarlo con la familia. Es una costumbre
que tienen aquí y que cada año por estas fechas, estas celebraciones son moneda
corriente, sobre todo en la capital.
El obispo me invita a
acompañarle y estoy a su lado en la celebración, y contento de la experiencia y
del rato de rezar con los participantes que si al principio no eran muchos, al
final acaban casi en los doscientos.
Un rato
más tarde vuelvo a la iglesia y ahora se trata de las confesiones. La verdad es
que no hay mucha gente, pero por lo menos me permite estar un buen rato en la
iglesia y rezar, lo mismo que esta mañana por amigos, conocidos, bienhechores y
pedirle a Jesús que venga para todos y cada uno de los humanos que le
necesitamos.
Estoy con otros dos salesianos curas que me acompañan porque están aquí
de vacaciones y, como no hay mucha gente, les dejo en su trabajo y me voy a
Towama, el pueblo al que suelo ir cada miércoles y es que hay una pareja que se
está preparando para el matrimonio. Son mayores, pero es algo que no comprendo
por qué no se han casado antes… Les sigo de cerca, rezamos juntos y les animo a
que se decidan, pues no hay mucho que pensar para los que han vivido largos años
juntos y de lo que se trata es de arreglar una situación que a veces les cuesta
decidirse a hacerlo.
Les hablo de la diferencia que van a notar ellos en su vida y de la
reacción que va a tener la comunidad en la que rezan y creo que les llama la
atención verme animándoles, pues es seguro que no han tenido otro cura cercano
que les diga lo mismo. Y es que casarse es un serio problema económico, pues hay
que invitar a todo el que se presente y, es seguro que aquí se presentarán
muchos. Pero también esto lo tengo previsto, pues el arroz lo podré yo y se lo
daré a los diferentes grupos de la iglesia y cada uno gestionará una cantidad de
forma que todos colaboren y ninguno tenga que hacer frente solo a un gasto
imposible.
Esto me resulta muy importante, pues en cuanto se haga la primera vez,
luego los otros casos irán viniendo, pues si se preparan las cosas por grupos y
se come en la iglesia, nadie va a venir a la casa después a importunarles y,
creo que es la forma de que lo vean una vez y después se hará algo normal. Y
esto es algo que ya he hecho en otros sitios con buenos
resultados.
También hoy hemos tenido la noticia de que tenemos nuevo provincial en la
persona del que hasta ahora estaba encargado de la delegación de Nigeria, el
Padre Michael, un Salesiano originario de la India y del que tengo muy buenas
referencias. Demos gracias a Dios también por esto, que es una auténtica
gracia.
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