El harmatán
sigue presente en el ambiente seco y polvoriento y por lo menos por la noche se
pueden ver las estrellas. Esta mañana las he visto cuando salí para la oración
en la iglesia antes de ir a la parroquia.
La
temperatura ha descendido un poquito. La gente viene bien abrigada y nosotros
hemos dejado de sudar, pero hay que tener mucho cuidado pues el polvo de las
pistas te hace pillar un catarro del que no hay forma de librarte
luego.
Coco y Samuel
salen hacia Tikonko para proseguir el trabajo que empezamos ayer y vuelven con
bastante retraso, pero contentos de lo que han hecho, pes han podido llegar a
casi todo lo que se habían propuesto.
Durante la mañana he dedicado tiempo al estudio de la lengua, a preparar
la lectura del evangelio en mende, a recibir a alguien que ha venido a verme
para un encuentro que tenemos sobre el catecismo y he comprado un gato para el
vehículo, pues el que tenemos se ha deteriorado
bastante.
Para la
comida he esperado hasta que han venido y después de la ducha para liberarse del
polvo que traían, la comida ha sido un momento de compartir la alegría del
trabajo realizado y después han ido a descansar porque están
agotados.
Mientras
ellos estaban pasando a limpio los resultados obtenidos, yo he ido a Towama a
ver a la gente, como cada miércoles. Los alumnos en la uni están de vacaciones,
pero siempre hay alguno que queda rezagado. Hoy había dos con los que me he
entretenido un rato y, aunque no son cristianos, me han pedido que rece por
ellos, cosa que hemos hecho juntos y con las manos unidas, algo que es una
sensación agradable después de la situación del ébola y el no tocarse para
nada…
Cuando Samuel y
Coco acaban de pasar el trabajo a limpio, cenamos y Samuel se va a ver un
partido de fútbol, mientras nosotros quedamos en casa trabajando en finalizar
algunos detalles y escribiendo correos, mientras hay luz, que también se nos va
a ratos.
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