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martes, 1 de diciembre de 2015

1 de Diciembre de 2015

Martes

  Comenzamos el mes con una misa en la parroquia y con un buen número de gente, que además me prometen que mañana van a venir con alguien de la mano… Para que pueda llegar a ser realidad lo que se anuncia en la primera lectura: un mundo nuevo y en paz. Y para eso necesitamos mucha gente que se lo pidamos a Dios juntos.
      Después del desayuno y hablar un rato con Coco, salgo con el coche al mecánico donde hace el cambio de aceite y revisa y aprieta tornillos. Mientras hacen el trabajo vamos a dar una vuelta por el mercado y a ver cómo anda la fruta y el cambio de la moneda, para volver un poco antes de comer.
      Mientras tanto Samuel se ha pasado el rato arreglando un trozo de la cerca que se había caído y la sensación ahora es mucho más agradable. Le felicito, porque creo que ha hecho un buen trabajo y porque tiene iniciativas.
       A la hora de comer viene Almudena, una antropóloga que está haciendo un trabajo de búsqueda de una enfermedad que transmiten ciertos roedores y que es muy parecida al ébola. Nos llama la atención el convencimiento que la gente tiene aquí de que quien transmite esa enfermedad son las musarañas, pero la realidad es que son las ratas que todo el mundo come como un manjar muy apreciado…
        Almudena come con nosotros y luego tenemos sobremesa, hasta que ella se va y Coco se prepara para ir a Mille 91, el sitio donde las monjas clarisas tienen un dispensario, que se encontrará con alguien que le ayudará a financiar una escuela. El trabajo con nosotros puede esperar un poco sin problemas. Volverá mañana.
      Samuel y yo nos dedicamos a responder a la encuesta que ayer no habíamos acabado. También salimos a visitar al padre de un salesiano que está enfermo y luego vamos a Tikonko para ver los preparativos que van haciendo para el día ocho que es el aniversario de la inauguración de su capilla. Nos veremos el viernes en una reunión para tomar decisiones.

        En casa tenemos la suerte de tener luz, pero seguimos sin conexión, lo que no nos permite comunicarnos ni tener noticias. Paciencia.

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