La luz
volvió y tuve tiempo para leer y por la mañana fuimos a la parroquia a la misa,
donde también se notaban los efectos de las fiestas y el fresco del harmatán,
pero al final estábamos casi los habituales de todos los
días.
Hemos comenzado el trasiego de las cosas de nuestra casa a la casa de la
parroquia y los de allí hacia la nuestra. Samuel se pasa la mañana llevando y
trayendo cosas con unos cuantos chavales y yo estoy acompañando al fontanero,
que por fin ha llegado y estamos cambiando grifos y llaves de paso por doquier,
además de otros arreglos para que el cura mayor que viene encuentre la
habitación cómoda para vivir.
Uno de los curas que va a venir ha traído también unas cuantas cosas en
su coche y la habitación en la que va a estar se llena de sus pertenencias. Hay
que cambiar la cerradura y un grifo y en ello se nos va la mañana y parte de la
tarde.
También hoy nos dan la noticia que vendrá a la parroquia alguien que va a
hacer de párroco mientras el que tiene que venir acaba de reponerse en Liberia.
Por lo menos es la sensación de que estamos organizados y sabemos lo que
queremos hacer, a la espera de lo definitivo.
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