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martes, 20 de diciembre de 2016

20 de Diciembre de 2016

Martes

Es martes y me toca ir a decir la misa a un pueblo. Salgo pronto, pues la misa es a las seis. Todo está oscuro y, aunque intento ver las estrellas hoy no veo muchas, pues hay bastantes nubes. Ha comenzado el harmatán, viento seco del desierto que trae polvo, pero no se puede comparar a lo que he vivido en otros sitios mucho más cercanos al desierto.

En el pueblo la gente va viniendo, a pesar del frescor y de lo pronto de la mañana; incluso cuando acaba la misa no ha amanecido del todo. A la vuelta, como de costumbre cargo con todo lo que se te presenta, desde sacos de tapioca hasta una moto averiada, además de los viandantes. Y contento de poderles hacer un servicio que les es necesario.

De nuevo estoy volcado con los profes. Hoy están para la clase antes de la hora y sigo el interés que tienen en las clases. Mi espalda sigue con sus problemas y trato de darle reposo. Leo, estudio y no me muevo mucho, además del masaje que veo que me recupera.

Por la tarde de nuevo vuelvo a la carga con los profesores. Hoy han tenido clase de francés y me hace recordar otros momentos en los que he tenido que utilizar esta lengua. De todas formas veo que los anglófonos son mucho más vagos a la hora de aprender francés que los francófonos para aprender inglés.

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