Las noticias que leemos son las de la lotería, además de otras no tan importantes hoy. He ido a Mattru y no hay la procesión de los otros días de gente con cargas de leña para el mercado, ni tampoco los estudiantes, que están de vacaciones. Me llevan a casa de uno de los que suelen venir a rezar que no está muy en forma. Rezamos en su casa y, a la vuelta, como traigo al vigilante que me ha acompañado al pueblo a rezar, le llevo a su casa y paso por una calle que estaba imposible y para mi sorpresa veo que la han arreglado. La máquina que había visto trabajar en el camino de los pueblos, también lo hace en la ciudad.
Como cada jueves intento estar lo que puedo en la iglesia ante el Santísimo, con algunas interferencias, pues me llaman y me invitan a pagar la cuota de los maestros que tengo en clase, algo que tengo que luchar para ver lo que me pueden descontar. También me llama Andreas, con quien no tenía comunicación hace varios días y es que ha estado con malaria, y es que la malaria aprovecha cualquier momento en que estás un poco bajo de defensas y ahora con el cambio de tiempo, el harmatán y el fresco de la noche, en cualquier momento te puede llegar unida a un catarro o a cualquier otro proceso de enfermedad.
Por la tarde voy a decir misa a la otra parroquia, pues no está Sergej. No hay mucha gente en la adoración y a la misa no muchos más. Pienso que no tienen costumbre de la misa por la tarde, pero la realidad es que ya hace tiempo que la celebramos y otros días ha habido más asistencia.
Sigo con los problemas de espalda y sigo con los masajes y espero que pronto se puedan pasar, pero tampoco me puedo quejar, pues aunque ande un poco arrugado, por lo menos puedo andar y creo que el estar así te hace consciente de la suerte que tienes de tener buena salud y gozar de desplazarte siempre que quieres, aunque con cierta lentitud por el momento.
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