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domingo, 4 de diciembre de 2016

4 de Diciembre de 2016

Domingo

Como hoy no voy a los pueblos, no me toca madrugar, sensación que me resulta extraña, pues ya me levanto temprano sin necesidad del despertador.

Joseph ha ido a los pueblos, Sergej dirá la misa en casa y yo voy a la otra parroquia, donde hay una sola misa y las cosas se hacen sin prisa. Hay una buena asistencia y las cosas van a buen ritmo, si no es que siguen llegando muchos tarde, cosa que no es nueva ni se va a solucionar en un momento.

El calor es mucho, la gente en la iglesia se abanica con el boletín parroquial que han recibido y yo me empapo de sudor, pero ya me voy acostumbrando a la situación. Cuando vuelva a casa me cambiaré y asunto concluido.

Antes de salir de la parroquia visito a los que están reunidos por diversos motivos, desde la coral a los que cuentan el dinero, pasando por un grupo de jóvenes, las señoras de acción católica y especialmente un grupo de catecúmenos adultos que se preparan para el bautismo y a quienes recomiendo el que vayan pensando en sus parejas a la hora de recibir sacramentos y lo que les digo que deben hacer en primer lugar es rezar juntos, cosa que me prometen hacer.

En casa la segunda misa está en marcha, como un poco de arroz, me ducho y duermo un rato, además de leer, pues el calor pegajoso no te deja mucha iniciativa.

La tarde es tranquila, leer, darse una vuelta por los alrededores, organizar lo que han traído de las ofrendas, limpiar el coche y oración y cena. La luz se ha ido, ponemos el generador y después vuelve la luz. Así se puede leer y hacer las cosas viendo lo que haces.

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