Hoy hay luz en casa, pero para mi
sorpresa no la hay en la iglesia. Habrá que encontrar el fallo técnico. Los que
vienen a la oración de la mañana son poco numerosos, pero a la hora de la misa
ya estamos en números de normalidad.
Saludo a algunos después de la misa y
tras desayunar me voy a cargar el teléfono porque seguimos sin conexión y se me
acaba el crédito. La realidad es que sigo sin poder conectarme durante la
mañana.
El fontanero que ayer estuvo conmigo
en la finca, viene hoy para ayudarme en la limpieza y poner en orden el almacén
que tengo a la entrada de mi habitación. Respiramos polvo a placer a pesar de
estar con máscaras, pero al final la pieza queda presentable y ordenada,
dispuesta a recibir otras mercancías.
Además de la limpieza también
encuentro tiempo para sentarme y leer y preparar la misa de mañana en los
pueblos, en especial leer el evangelio en lengua local.
Logro contactar con Mireia de WARC
que viene a la finca y quedamos de encontrarnos allí. Aprovecho para ir con el
fontanero y tratar de ver de nuevo lo de la bomba, pero no hay nada que hacer,
seguimos en las mismas. Así que toca tener paciencia y seguir buscando.
Mireia tiene necesidad de un
medicamento y lo compramos en la farmacia en nuestro camino hacia casa. Aquí me
encuentro a Paul, el cura de Lungi que ha venido y visita a su madre y está un
rato con nosotros.
Por fin a esta hora de la noche hay
conexión y funciona. No hay como que te falte algo para que cuando lo tengas de
nuevo lo valores al alza.
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