No hay luz y llevamos tiempo con esta
situación. Voy a rezar a Tikonko, donde hemos comenzado a encontrarnos con un
grupo de parejas en particular. No son muchos, pero están presentes y esperemos
que la regularidad sea la tónica de esta comunidad que le cuesta. Por lo menos
les hago ver que de acuerdo con las palabras de Isaías, una situación nueva va
a aparecer…
Traigo a los que van a trabajar en la
finca y ya me encuentro a algunos que han venido andando. Siguen regando las
plantas y quitando malas hierbas y esperamos que el lunes se comience a fumigar
las langostas y las termitas.
No he dormido bien por la noche y no
estoy muy en forma. Me tomo las cosas con calma y preparo para los pueblos
además de leer y visitar el colegio de los maestros. Hay mucho polvo y la
sensación es que estamos invadidos por la contaminación. La carretera de casa
no está asfaltada, pero la riegan cada día y aún así el polvo es mucho.
Voy a la finca donde han acabado el
trabajo, llevo unos fumigadores para el lunes y desde allí llevo a los que
están esperando a su destino y a la vez aprovecho para visitar al maestro que
está mayor y estar un rato con él y con otros más, voy a otro pueblo donde
están haciendo carretera, aquí se hace a mano… Me admira el trabajo que han
hecho y los árboles que han talado para que pase la pista.
Vuelvo a casa y paso por la finca
donde los albañiles siguen con su trabajo. En casa sin luz, rezo un rato en la
iglesia y luego con Christopher rezamos el rosario paseando pidiendo por el
descanso del obispo de la diócesis de al lado que ha fallecido.
La
luz que nos viene del generador nos permite cenar iluminados y después
ver las noticias y contestar algunos correos.
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