Me levanto sin luz, pero hoy sí que
había… No habíamos cambiado el diferencial. Pero poco dura porque a la hora de
la misa ya teníamos el generador. No han venido muchos, pero es que hay una
boda más tarde y algunos participarán.
Me voy a rezar a la cárcel. Me hacen
esperar largo tiempo, pero me armo de paciencia y estoy mucho rato entretenido
con unos chavales a los que hago juegos de manos. Los guardianes me ven y se
sorprenden. Yo sigo a mi rollo y espero que me llamen.
Me paso por la finca para ver el
trabajo de los obreros y estoy un rato leyendo hasta que se hace la hora de
venir a comer. Hay una boda y el patio está lleno de vehículos y el ambiente
festivo.
Me vuelvo a los pueblos con gente que
me esperaba para que les volviera. Voy a Balei a ver al maestro mayor que está
enfermo. Tenemos en Nagoyon la reunión de maestros en la que hablo mucho
exponiendo lo importante de la motivación en la educación, explicando los
objetivos del proyecto moringa y haciéndoles ver la importancia de los maestros
en la vida de los alumnos y en la del país.
Seguimos con la reunión de parejas.
Hoy menos que la semana pasada y además de compartir experiencias, también van
saliendo temas interesantes para la vida de la comunidad y les ayuda a tomar
decisiones e iniciativas.
Vengo a Tikonko donde hay un grupo
que espera y algunos más se suman más tarde. El tema es la ausencia de algunos
y la regularidad, además de ser conscientes del reto que tenemos entre manos de
formar una comunidad estable y numerosa.
Me paro un ratito en la finca y vengo
a casa tarde, polvoriento y cansado, pero contento de lo vivido durante el día
tanto en la cárcel como en los pueblos y dando gracias a Dios por permitirme
vivir estas experiencias.
La luz del generador me permite ver
las noticias, escribir la crónica y mandar algunos correos.
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