No tengo prisa en levantarme, pues me
toca la misa en casa y me puedo permitir un rato más de reposo o lectura. Voy a
rezar un rato a la iglesia, la abro y poco a poco va llegando la gente. Me ha
llamado la atención que he saludado a varias personas ciegas que vienen a misa.
Bastante gente ha llegado tarde. En
la homilía explico lo que es la idea central del día, la esperanza y la espera
de la venida del Señor. El evangelio de Lucas sirve de motivo para invitar a
conocer mejor la escritura y leerla con atención. Por lo menos esa es la
invitación que les hago.
Los anuncios se convierte en un nunca
terminar, han tardado más de cincuenta minutos y se nos echa encima la hora
para el comienzo de la misa siguiente, que con el calor que hace y lo mojado
que estoy me ayuda a que ya durante el día tenga los oídos tapados. Me ha
acompañado en la misa un cura espiritano que ayer vino a bautizar a un crío de
la familia y que trabaja en Benin. No se esperaba mi experiencia en Benín y me
ha contado muchas cosas de lo que vive en su misión.
Para la segunda misa las cosas son
más normales, aunque incluso aquí la gente llega tarde. En las dos insisto en
lo que no comulgan y les animo a leer la Palabra de Dios y a rezar para allanar
el camino a Dios.
Estoy empapado y me cambio a la
carrera, pues un grupo de gente joven están reunidos y me han invitado a estar
con ellos, y lo hago con gusto, aunque los oídos me dejen poco juego para
entender.
Hay arroz que han preparado y también
plátanos cocidos y ñame. Opto por lo segundo y, aunque está un poco picante, la
cosa puede pasar. Y una buena siesta me permite estar en forma para salir a dar
una vuelta a la finca donde está el guardián y uno de sus hijos. Luego
aparecerá un segundo hijo y con ellos estoy hablando un buen rato. Te vas
enterando de su situación y tratas de ayudarles en lo que puedes, dando trabajo
para que luego puedan ir a la escuela. Todos tienen las manos bien callosas, lo
que me dice que trabajan el campo con cierta asiduidad.
En casa hay un grupo de gente que
viene a rezar a la iglesia, la mayoría son mujeres y no son muchos, pero por lo
menos estamos un rato en la iglesia rezando que ya es positivo. La cena, la
conexión y leer un rato, nos ponen en plan de dormir y, como estamos sin luz,
se puede sudar libremente.
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